Observo al puente de la mujer y te veo llegar hacia mi. El color de tu presencia realza mi fe en la vida. Me sonríes cuando te acercas y, al llegar me besas despacio. Dejas notas de pentagramas y el corazón rebosa miel. Eres abuela en la vida y yo lo soy también. Pero cuando estamos juntos somos tu piel en mi piel. Y abrazados tiernamente un silencio nos rodea. Ese silencio ya grita lo que sucede esta vez.
Texto agregado el 16-08-2011, y leído por 219 visitantes. (5 votos)