Querida Mía:
Mundos enteros he viajado. Los ojos se te llenarían de lágrimas si te contara algunas de las cosas que he visto en mis travesías. Yo mismo he sentido como mi corazón se ha detenido al contemplarlas.
Estoy tan lejos de casa, sin embargo en ningún momento he querido volver. Sólo desearía que estuvieras conmigo, para recorrer juntos todo esto que el universo tiene para ofrecernos. Pareciese de pronto como si fueras parte de todo, como si tu alma se uniese con el cosmos.
¿Recuerdas aquel viaje a la playa, cuando tú miraste al horizonte, y al respirar profundamente, sentiste que podías morir en paz? ¿Recuerdas cuando subimos aquel cerro, y cuando la brisa sopló suavemente, un nudo apretó tu garganta, y quisiste llorar sin razón? Todo aquello siento, todos los días, e inevitablemente me acuerdo de ti.
Me acuerdo de tus ojos pequeños, de tu agradable sonrisa, y de tu tierna forma de hablar. Quizás algún día pueda volver, y te traeré conmigo, para nunca más extrañarte. Volveremos a sentir juntos ese asombro ante la creación. Cerraremos los ojos, sentados en el fin del universo, y tomados de la mano nos dejaremos llevar, eternamente. |