LUNA AUSTRAL.
Luna escondida de mi austral frontera.
Párpados del sigilo y la prudencia,
la de los espirales cabellos turbios
de ensortijadas greñas.
Matiz del ópalo depurado,
tenor de las distancias,
de las inaccesibles horas.
No deben ser míos los ojos
que te miren con tanto afecto
ni tuyas las manos
que se aferren a mi alma.
Eres sólo la mítica ilusión del silencio,
un suspiro de desenfreno,
un hálito venturoso sin esperanza,
un desahogo agónico de hermetismo.
¿Viste tú la estela de un recuerdo,
la fugaz luz de un rayo infructuoso
desvanecido en la tormenta?
De propósitos ajenos está llena tu vida
y a ti convergen tus designios
que a mi en nada me contemplan.
Tu que transitas lejos de mis dominios
donde mi vista ni siquiera te alcanza,
hecha estás sólo como un sueño
para la nocturna intimidad de mi subconciencia
donde circulas inadvertida
para revolucionar mis neuronas
que en delicada imagen te reflejan.
Voy al Sur del destino
donde no existe comienzo
y al ocaso del camino
donde se disolvió el viajero
que cruzó con paso lento
el trasluz del infinito.
Yo no recrimino mi suerte
y sumiso la acepto,
yo me someto al infortunio
y felizmente te excluyo
sin prevención ni riesgo,
paliativa aserción
que por fortuna sostengo.
¡Con qué vehemencia me contengo!
¡Con qué motivos tan difusos
llega para mi el consuelo!
Fluye muy calma la brisa,
extremadamente tranquila
como melancólica lluvia
que sobre tu tez morena
suavemente se desliza
y a tu piel serena y tersa
son otros labios los que besan
y en íntima soledad a tus oídos
otra boca les requiebra.
¡Ay! de esas ofrendas
que a mí me permitieran
en un sólo escapado grito
hacerme verter la vida entera
y en completa apoplejía
desviarme de mi existencia.
Eres la luna más austral del mundo,
un destello fluvial que se proyecta,
la selva verde enmarañada de secretos
donde confluye a ella el relente
y en un mismo segundo
el fresco aroma del universo.
Tal como eres yo desconozco.
Como quisiera que fueras para mí
me lo imagino
y en atrevidos anhelos me desvanezco,
y en indecisos delirios, vergonzoso
sólo te recuerdo
y con ello me amparo.
Eres el fruto más austral
que pertenece a otro paraíso,
a un árbol descolgado del cosmos;
aún así en mi raciocinio mas oculto
inevitablemente para mi subsistes.
Una línea fisura el firmamento
donde tu te detienes invisible,
un rumor sólo se esconde
por ser prohibido,
un valor insufrible sin fuerzas,
terca austeridad
que me ahoga en lo imposible.
Eres la luna austral de mi silencio.
12.06.2005
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