He visto cosas que no creeríais.

He visto asignar la máxima calificación crediticia a la empresa de Madoff y a Enron.

He visto a Bernard Madoff, el mayor defraudador individual de la historia, estafar 50 mil millones de dólares.

He visto a Enron, la mayor empresa defraudadora de la historia, estafar 63 mil millones de dólares.

He visto a Lehman Brothers, con un pasivo de 600 mil millones, quebrar poco después de ser respalda por las agencias de calificación.

He visto a dirigentes mundiales criticar con dureza la codicia que ha derivado en la actual crisis mundial.

He visto clamar contra la desregulación de los mercados y a favor de un mayor control de los sistemas financieros.

He visto como se exigía un mayor protagonismo de los poderes públicos.

He visto a Gerardo Díaz Ferrán pedir un paréntesis en el libre mercado.

He visto a Fernandez de la Vega propugnar un nuevo contrato social.

He visto a Gordon Brown proponer la celebración de un nuevo Bretton Woods.

He visto al pequeño Sarkozy, en una incontenible catarata de sugerencias, proponer: la refundación del capitalismo sobre bases éticas, la prohibición de los paraísos fiscales, la regulación estricta de los fondos de alto riesgo, el control de la remuneración de los directivos bancarios, la exigencia de responsabilidad penal a los causantes de la crisis, la revisión de la actividad de las agencias de calificación…

He visto atacar naciones soberanas con criterios especulativos, más allá de cualquier otra consideración.

He visto prestar tanta o más atención a las agencias de calificación después de la crisis que antes de ella, a pesar de su completa inutilidad en la prevención de la misma.

He visto como el liberalismo económico más ortodoxo y el control del gasto público más estricto se imponían en todas las esferas de poder.

¿Todas las palabras y todas las esperanzas de cambio se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia?

¿Es tiempo de actuar?