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Hualbert Zolá I

Esa tarde Hualbert Zolá caminaba por las calles de La Victoria. Sus dedos temblorosos hurgaron en sus bolsillos y descubrió que unas cuantas monedas y un par de billetes de 10.00, que le permitían comprar un paquito y unos cuantos ketes.

Caminó lento tratando de controlarse y sin demostrar su abstinencia. No quería parecerse a esos correcaminos perdidos por las drogas.

Llegó a la cuadra 9 de la Avenida de Las Américas. Vió a la negra Nema -su amiga de la infancia, y su caserita- camuflada como vendedora de anticuchos. Se acercó y le dijo.
- Nema, mi samba de mi alma, mi hermanita linda, marimba y unos quetes, como siempre.
- Nema lo miro y le dijo, ya dejate de huevadas, no debes de fumar, pero si quieres morir, esta noche son dos cheques, por que tengo de la buena.
Hurgó nuevamente en sus bolsillos y descubrió que le alcanzaba exactamente.
Pensó, y se dijo a si mismo
-Tendré que ir caminando a casa... bueno que más da... fumarme una de la buena vale de todo

Le entregó su última fortuna a la negra Nema y recibió el paquito y los quetes. Camino a casa no pudo más. Se sentó sobre el verde y húmedo pasto de un parque desconocido. Sacó de su bolsillo una biblia a la que le faltaban mas hojas que arbol seco del desierto, arranco una hoja, melifluamente la dobló y se armó un mixto, y después de ese, otro, y otro, y otro... y después dijo mejor me guardo un poco para en casa fumármelos con la música de Guns´Roses.

Se levantó y comenzó el retorno.

De repente escuchó unos golpes sobre la acera.
Como tacones de botas de cachaco.
- Me jodí. Dialogó interiormente. Y un frio miedo se apoderó de él.
Volteó esperando lo peor.
Era solamente la noica.

Vió que un perro sarnoso se rascaba el cuello y con el talón de la pata golpeaba una sucia y vacía caja de cartón... toc-tun-toc-tun

Hualbert Zolá suspiro reconfortado.
Se armó otro mixto y se lo fumo al hilo.
Y regresó tranquilo a su casa...
Pero no sin antes propinarle un terrible puntapie
a ese desgraciado perro drogodeicida...
Después de recibir el puntapie
el can drogodeicida
se recocijó lamiendo las migajas coqueras
de los papelitos de los quetes...

Texto agregado el 11-08-2011, y leído por 350 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
19-04-2012 De nuevo... pantera1
21-01-2012 Me atrajo el apellido de tu personaje. Sigo... pantera1
21-09-2011 seguiremos leyendote colega un abrazo sendero
16-09-2011 Voy al siguiente y luego te comento... azulada
31-08-2011 La lectura de la primera parte del cuento es muy agradable. De una bella y agradable sencillez. Gracias. EVERO
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