Un tórrido calor funde la palabra con ecos de seres que no dicen nada. Silencios a voces pueblan la mañana entre rosas y espinas que al alma callan. Rosas de un verso que el calor aplaca dejando en los arrabales las espinas del alma. Si hasta el viento pliega sus alas para posarse en el asfalto si no le dan patadas. Y entre sombras de nadie, un viejo pisa su alpargata para hallar el alivio que el sueño desata. La brisa lleva tu nombre… A Soledad García Joan © Bosch 10/08/11
Texto agregado el 10-08-2011, y leído por 103 visitantes. (5 votos)