Te tragas la verdad y escupes lástima. Hasta mi ciego corazón distingue la triste diferencia. Lágrimas disfrazan de dolor tu cansada mirada, esa frágil mirada donde se incendiaban mis sueños y se apagaban mis más ardientes deseos.
Hoy solo quedan recuerdos lejanos, cenizas de invierno e intenciones estériles; Faltan los soles en tus ojos y la miel en tus labio, falta la ternura en tus palabras y la locura en tus manos, falta la risa inocente, el silencio enamorado, falta la perfecta, precisa y romántica cursilería estúpida, Nos falta Dios, nos falta el destino, nos faltan las benditas coincidencias, nos sobran las pesadas diferencias, nos sobra orgullo, imperfección y razón, Nos sobran los errores, nos falta el perdón; Nos sobra, y sin embargo nos falta… El amor.
Suena perverso pero, entre las amargas lágrimas de miel que derramo y los dulces besos de sal que extraño, florece un inagotable amor vacio, con sabor a nada.
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