En las desesperantes horas de la soledad, cuando las aterciopeladas luces del ocaso inundan mi alma con su esencia, mis palabras plasmo en esta carta sin destino, anhelando que la encuentres entre la arena, anhelando que cada palabra te resulte como una suave caricia, que el dulce viento que arrulla tus cabellos te susurre mis pensamientos, que la magia de las mareas que envuelven mi alma, llegue sin demora al puerto de tu corazón, aquel puerto que no se encuentra en ningún mapa, pero guarda el mayor tesoro que ningún pirata habrá logrado imaginar.
Te he buscado por todos los rincones sin encontrar rastro alguno, me he perdido buscándote entre mares y montañas, me he perdido entre las estelas de la aurora, y no allí no estabas. Me he perdido bajo el manto de la noche y la atenta mirada de las estrellas, pero no te encontré, me he perdido en glaciares y desiertos, y allí no había nada. Así que hice un pacto con los Hados, yo les mando un pedazo de mi alma encerrado en una botella y ellos se encargarían de que lo encontraras...
Quiero que sepas que existo, que no soy una ilusión en tu cabeza, que has hecho bien en no perder la esperanza puesto que yo nunca la perdí por encontrarte, quiero que sepas que sin conocerte ya te amo, porque nuestros destinos están unidos con lazos más fuertes que el propio tiempo, quiero que sepas que cada vez que mires a la Luna, ella me susurrará tus pensamientos, me dirá que en algún lugar del mundo, mi alma gemela me necesita, me echa en falta, y ella te contestará... no te preocupes, ya está de camino.
Solo la mano del destino ha intercedido en nuestro encuentro, y solo nuestro destino será testigo de la decisión que tomes, por ello solo te pido una cosa, si no sientes que esta carta es para ti, devuélvela de nuevo al mar, pero antes, deja tu huella, para que los Hados sepan que hasta ellos se pueden equivocar...
En caso contrario, en caso de que la fortuna haya intercedido a nuestro favor, guarda con cariño esta carta, pues es un pedazo de mi alma que eternamente será tuya.
Para encontrarme, solo has de mirar el dorso.
Siempre tuyo,
Este humilde poeta. |