Era una tarde hermosa
cuando,
bajo esos cielos incendiados
nos dijimos adiós.
Las nubes naranjas y violetas
llenaban el firmamento.
Una luna creciente y tímida
miraba complacida la escena.
Sabia que no nos volveríamos a ver…
sabia que mi vida se dividiría
y las moléculas buscarían en todas
direcciones de nuevo la luz…
Sin ningún orden establecido
regrese al mar,
le hice esa promesa
en sepia que ahora dibujas.
Las puertas entre abiertas
dejaban ver un hilo de esa
extraña luminosidad,
acuarelas inexistentes...
Recuerdos que se mezclan
mientras mis dedos ebrios
tratan de tejer el nocturno
en la soledad de la noche…
Texto agregado el 07-08-2011, y leído por 366
visitantes. (10 votos)
Lectores Opinan
01-09-2011
Cortad todas las amarras
De río mar o de montaña
De espíritu y recuerdo
De ley agonizante y sueño enfermo....
zakat
30-08-2011
También me encanta como le asigna emociones humanas a los objetos naturales: "Una luna tímida". Es como si los humanos nos hicieramos astrales, o como si los astros se humanizaran... carelo
30-08-2011
Es un hermoso verso... me gusta mucho eso de... "Las nubes naranjas y violetas
llenaban el firmamento"... five stars carelo
17-08-2011
Desirce adión, una tragedia. lindos colores los de las nubes. devora
14-08-2011
asi, A soda Estereo, para mi es un ainteresante poema... gabov