Con frecuencia me pregunto: a donde van los sueños?
quizás a donde las estrellas sean violetas
a esa ciudad sin nombre, donde nadie habita
a ese rincón de mi memoria que parece estar borroso...
Caminando sin rumbo, bajo el eco de mi pecho "roto"
corazones que se quiebran cuando se encuentran y están tan cerca
pues son bellos cristales que al tocarse mueren
pero es un dolor hermoso, que al quebrarse liberan mil destellos de arcoiris.
Me encuentro en las sombras, pues en la ciudad sin nombre no hay colores
no hay aroma, no hay sabor, solo un frío que carcome la piel, que envuelve y nubla la vista
y entonces grito, y de repente llueve con dulzura
son las lagrimas de la ciudad, pues no conocía que era la voz.
Y entre escombros y objetos sin dueño, estaba hay, pequeña, una muñeca de porcelana
cuando la tome en mis manos sus ojos eran azules, mas azules que el cielo
aun había esperanzas en una niña artificial, alguien igual a mi
pues ella, al igual que yo, también estaba averiada.
Caminé y camine, con ella, en mis brazos, pequeños y defectuosos
y escribí en su herida de porcelana "Yukito", así, tendríamos la misma herida
y mientras veía un atardecer en el que simplemente todo se hacia mas oscuro
ella callo en mis pies cansados, y creí, por un instante, que sonreía.
Simplemente desperté, sin saber la hora, sin distinción de día y noche
y ella estaba hay, a su derecha una taza de té caliente
entonces vi que además de sus ojos azules, sus mejillas estaban ruborizadas
mi nombre aun estaba hay, pero la herida era mas pequeña.
Creo que perdí mi voz, y solo a veces se reproducía, distorsionada en mi memoria
entonces la lleve al mar, en mis brazos ella dormía
era un mar gris y frío como hielo, pero ella, curiosamente estaba cálida
entonces y solo entonces comprendí, lo triste que era, y ahora, ella estaba feliz.
En la ciudad sin nombre deje de sentir hambre, el té de cada despertar era suficiente en el eterno día
encontré una moto y cuando le puse el casco, note que su vestido era hermosamente rosa
entonces entendí, que de nuevo ella vivía
estábamos solos, eternamente solos, ella se volvió mi mejor amiga.
Entonces cuando su herida parecía curada, apareció la hermosa destrucción
era una mariposa y yo dije, por fin, algo con vida
y cuando la miré ella no tenia color, ella lloraba, y se callo de mis manos
ella aprendió a vivir, y yo la maté al ignorarla.
Vi como poco a poco ella caía al vacío, a la gris ciudad sin nombre
y aunque lo intenté, mi grito no emitió sonido, olvide vivir, pues omití su existencia
ella se quebró en mil fragmentos, ella fue asesinada por mi boca
un intenso dolor me ataco y vi que mi pecho sangraba, mis mejillas chocaron al suelo.
"Yukito escribí en su herida"
"somos iguales, porque tenemos el mismo dolor"
mientras moría, recordé aquellos pensamientos...
cuenda ella murió, yo también lo hice, pues nuestros corazones, desde que me amo, se volvió un corazón de porcelana.
Jonathan Lesmes P. Yukito Prince Vampire
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