Esto no viene de familia, no mientas, dime si en realidad lo escribiste conociendo solo unas cuantas palabras de amor, ¿Cuándo tu lápiz fue fusionando en tan virgen papel, la pasión que provoco solo una mirada? Yo soy unos de esos románticos locos, que en una carta, crean el génesis de un mundo de fantasía que van a significar marcas, huellas dactilares de un único corazón enamorado.
Me trastorna y emociona, el “Porque y la intención” de escribir ello, yo se que quiere incitar en mi algo que no tiene significante, ni existe aun en palabra. Invítame a crearla, le podríamos llamar “amorevidal” o dejemos que el corazón en un palpito le asigne un fonema que solo cuando se sienta se escúchese. O mejor invéntamela en jeroglífico, en el código lingüístico que se sienta al enamorarse, tállalo en esa puerta que se abre solo por dentro, donde algunas vez escuche y soñé que es la entrada de tu corazón a tu ser.
Y me quedare en un significante silencio, que valdrá como mil palabras, una mirada te corresponderá y un beso te escribirá algo en esos labios de crema; Ese algo se sentirá como la corriente que pasa por tu cuerpo y enciende la luz de un letrero inmenso que deletrea un “te quiero”; un letrero que alumbra las noches románticas, un letrero visto desde el universo propiciando que cada estrella le envidie la magnitud de su deslumbres.