Nada será tan conciso y despiadado, como aquel pasado que retuerce las entrañas sin necesidad de acudir al recuerdo. Tengo derecho a ser también una musa, a la que vistan con palabras, y desnuden en algún que otro verso. Nada volverá a ser como entonces, cuando la playa de Sant Pol era mi cómplice y testigo y a veces también... mi penitencia. Y es que tengo derecho a ser sólo una mujer con una vida propia... y una cama nueva.
Texto agregado el 03-08-2011, y leído por 235 visitantes. (3 votos)