La noche envidia tu pelo,
El día envidia tu sonrisa,
Y en la inmensidad del cielo,
Apareces sin tanta prisa.
Tu figura no se borra,
Está clavada en mi mente,
Y siempre estás presente,
Mujer a toda hora.
Contemplo tu hermosa cara
Y parece que veo a una Diosa,
Y quien se lo imaginara
A tan bonita rosa.
Esos ojos que adoro,
Por los que hoy moriría,
A mi Dios le imploro
El mirarlos noche y día.
Tu boca tan colorada,
Invitación hace al beso,
No la cambiaría por nada,
Y me quedaría impreso.
Nunca te alejes de mí,
Tú sabes cuanto te quiero,
Desde que te conocí,
Siento un amor verdadero.
Me inspira el escribirte,
Mujer dulce y buena,
Permíteme bendecirte
Y dedicarte el poema.
|