Se extingue la tiniebla La lóbrega impaciencia tropieza Una menos para la jornada, Atajada queda ya. Se arropa con indulgencia Sin morada se seguirá Enmudeciendo a gritos Una pizca de caridad. El placido beso ya nos pertenece. Quién podría torturar? Rebasaremos cumbres de lo inaúdito Esta, nuestra historia va a despuntar.
Texto agregado el 02-08-2011, y leído por 102 visitantes. (1 voto)