BIENAVENTURADA LA AUSTERIDAD PAPAL

Y el mes de agosto llegó y los preparativos para el examen del mayor engaño terrenal están dispuestos, eso si, desde la más austera prodigalidad. Los millones de euros que las arcas españolas concederán a tan bendita visita no se cuestionan; este gasto no supone ningún derroche, ningún problema para nuestra escabrosa economía; grosero sería decir que este dinero se destine a paliar el hambre en Etiopía, así como burlesco resultaría pensar que se destinara a combatir la esclavitud infantil…
Y es que las virtudes católicas dictan dogma y así, la Prudencia ahora ayuda a los hombres a escuchar la voz de la Santa Conciencia cuando viene de visita; la Justicia dicta quién merece tan alto gasto; la Fortaleza proclama aceptar que otros disfruten de nuestros impuestos; y la Templanza, que sólo es para aquél que se siente cómodamente a su lado, hará que disfrute de los bienes aceptados, de nuestros bienes sudados.
Bienaventurados los pobres de bolsillo y de palabra porque de ellos no es el euro de sus impuestos ni el respeto de sus opiniones ni el derecho de su proclama.