En la inconcebible infinitud del universo se dan todas las formas y los sucesos que parecen imposibles. Es en esa inefable vastedad donde el azar, (O el orden que la mente no percibe) concreta la totalidad de las cosas que imagino.
Ha de haber algún lugar – en el que el firmamento decore como fondo – escritas en letra gótica las cálidas letras de tu nombre.
Una constelación que mirada desde un punto que no existe, inspiró la copia exacta de los relojes blandos a Dalí.
Seres que nunca mueren y otros que nunca nacen.
Un mundo en el que la distancia entre el sueño y la vigilia sea cero.
Un hombre con mi nombre y con mi rostro (pero que no soy yo), que piensa que lo pienso.