En verde vergel, tres bereberes beben té. De repente, el jefe ve descender del éter peces.
Bereber jefe: ¡Peste me lleve! ¿Qué eché en el té? ¿Heces de res?
Bereber repelente: ¿Eh?
Bereber jefe: Seré demente... ¡Ved en el Este! ¡Peces!
Bereber vejete: ¡Leche! ¡Extended redes!
Bereber repelente: ¿Redes entre enseres de bereber? ¡Qué memez!
Bereber jefe: Ten fe. Prended veletes, entremeted esquejes, ferretes.
(En breve)
Bereber repelente: ¡Presente el tenderete!
Bereber jefe: ¡Excelente!
(Céleres, trece peces celestes fenecen rehenes)
Bereber vejete: Este vergel debe de ser el Edén.
Bereber repelente: ¡Es! ¡Reyes del Edén!
Bereber jefe: Te encegueces. ¿Qué pretendes?
Bereber repelente (se crece): ¡Ser jeque!
Bereber jefe: ¡Te excedes, verme! ¿He de ejercer de jefe?
Bereber vejete: Métele, métele de revés.
Bereber repelente (se empequeñece): Pensé que...
(De repente, ceden flejes, se vence el eje, el tenderete se estremece)
Bereber jefe: ¿Qué es ese belén?
Bereber vejete: ¡Jefe! ¡Peces pedestres!
(Emergen, se desprenden del tenderete; en el césped, que reverdece, se yerguen)
Bereber jefe: Precelentes peces: en vez de perecer, ¡esplenden terrestres!
Bereber repelente: ¡Qué rebeldes! ¡Eh, pez, detente!
Bereber jefe: Feble es el jeque de plebe entre bretes.
Bereber vejete: Jeque de peces, ¡je, je!
Bereber jefe: ¡Je, je, je!
Bereber repelente: Que te den, senescente.
Bereber vejete: De vez en vez. Jefe, ¿té? |