¿y como pedirle al corazón que no palpite con tanta fuerza, como ordenarle al cerebro que deje de pensar solo en ella?
Esto era lo que se preguntaba Manuel a lo largo de sus días, cuando cada segundo encerraba una magia diferente y el espacio-tiempo conspiraba en su contra.
Los días de Manuel eran casi repetitivos, se levantaba muy temprano para ir al colegio, se bañaba, se ponía su uniforme, se arreglaba, y no dejaba detalle por analizar, su pelo siempre rebelde como él mismo, su saco del colegio, negro, un poco roto, pero Manuel hacia hasta lo imposible por ocultar aquellas hebras de su suéter que habían tomado la decisión de ser distintas a las demás; Todo estaba listo, era hora de partir.
Con una risa nerviosa, caminaba las ocho cuadras que separaban su casa del colegio y a su vez una gran expectativa por llegar a él lo mas pronto posible, eso si, llegar a tiempo, por que Manuel sabia que si llegaba tarde, no lo dejarían entrar, y esto se convertiría en un cruel día sin ella. En las clases, las células, los ribosomas, los cromosomas, no lograban robar la atención de Manuel, por mas de que el Algebra hiciera su esfuerzo y que Pitágoras se revolcara en su tumba, la mirada de Manuel era fija, casi intimidante, hacia aquella mujer que sin pronunciar palabra, mantenía desconcertado a aquel muchachito.
-¿pero, que es lo que tiene ella para gustarme tanto?
-¿sus ojos?
-¿su cabello?
-¿su sonrisa?
Pensaba Manuel.
Un grito estruendoso lo saco de su ensimismamiento:
-! Manuel ¡¿Usted en que planeta esta?
-ponga cuidado a la clase.
Dijo el profesor.
Por la mente de Manuel se le paso contestarle la pregunta al profesor, decirle que estaba en el planeta de los enamorados, que estaba en el planeta de esa muchachita que lo tenia loco y que él no tenia la culpa de que la clase fuera tan aburrida y por ultimo cerraría con una frase que se había aguantado hace mucho tiempo:
-profesor de mierda
Por fortuna no lo hizo.
En la hora de recreo, su mente deambulaba por los jardines de la inocencia, Manuel no era el nerd de la clase, pero tampoco era tonto, él sabia que algún día tendría que lanzarse al abismo, tendrían que salir palabras de su boca dirigidas a esa mujer y que tendrían que ser palabras que como resultado y como trofeo le dieran una hermosa sonrisa que tanto le encantaba, ese era el premio para sus neuronas, por lograr la combinación exacta y la sinapsis correcta; Pero debía prepararse para ese día, no podía ser hoy, no tenia nada planeado, pero el sabia que llegaría ese día, quizá mañana, pero, como diría su abuelo:”a todos los cerdos les llega su noche buena”.
Esa noche Manuel no durmió como todos los días, esa noche el recuerdo de su mente lo transportaba al día en que le hablaría a aquella mujer, pensó en cuales serian las palabras que le diría, recordó una frase de su hermano que decía: ”Mire Manuel, cuando usted vea una mujer que le produzca mariposas en el estomago y que no pueda dejar de mirarla, simple mente, acérquese a ella y dígale: HOLA”
Si, esa seria la palabra para romper el hielo, HOLA, esa palabra es como los letreros de las tiendas que dicen “abierto” o “cerrado”, te indica cuando puedes entrar y cuando no, y fue ahí cuando por fin pudo dormirse.
Al otro día, mas convencido que el día anterior, Manuel tomo la decisión de que ese era el día perfecto, ese era el día elegido para hablarle a aquella mujer, y se lo diría en la hora del recreo, en esa hora le gritaría con gran sentimiento que la amaba, que no quería continuar su corta vida sin ella al lado, y que no podía dejar de pensar en ella y que lo había convertido en un loco, todo eso traducido en una simple palabra: HOLA
Ese día Manuel llego muy temprano al colegio, ese día no quería pensar en nada mas, su cerebro ni siquiera le ordeno al cuerpo que tenia que desayunar, pero esto Manuel ni lo noto, su mente no procesaría ni siquiera las tareas que debía hacer para ese día y sin embargo allí estaba, parado en frente de ese colegio, solo, enfrentándose a una pelea a muerte contra su propio miedo.
¿y como pedirle al corazón que no palpite con tanta fuerza, como ordenarle al cerebro que deje de pensar en ella?
Abrieron la puerta del colegio, Manuel, con sus manos temblorosas, subió como pudo al salón de clase y espero que llegaran todos sus compañeros y también que llegara aquella mujer. Cuando comenzaron las clases, Manuel se sentó en una silla al lado de ella, procuro escribir lo mejor posible en su cuaderno para dar buena apariencia, se sentó recto, con sus rodillas juntas, y sus ojos queriendo voltear a mirarla tan siquiera para saciar sus ansias de ella; pasado el tiempo, Manuel mira el reloj y faltaban solo diez minutos para el recreo, pero ese día para el no era el recreo, sino era la hora donde le hablaría ala mujer de su vida y quizá a la madre de sus hijos; mas rápido de lo que pudo procesar la información, sonó el timbre, tan anhelado, que determinaba el comienzo del recreo para los demás y para Manuel el comienzo de la tortura. Manuel salió directo para el baño del colegio, por que sus nervios descontrolaron su vejiga y aprovecho para verse en el espejo, miro su reflejo, analizo los detalles, su peinado, sus zapatos, trato de ocultar el agujero de su suéter y se lleno de valentía.
Salió del baño, y sus ojos analizaron, como un radar, el lugar donde se encontraba su amada, apenas la localizo, identifico que ella no estaba sola, se encontraba con sus amigas, y le surgió un problema que él no tenia en el plan, ahora tendría que saludarla a ella en medio de sus amigas. Hecho un mar de nervios, se acerco a el grupito de niñas donde se encontraba ella, se acerco lo mas que pudo, en el lugar exacto donde ella lo pudiera ver, espero que la mirada de ella se cruzara con la de él, y le dijo…..:HOLA
Hubo un momento de silencio en el ambiente, casi eterno, y ella le responde:
-¿hola?
-¿Quién eres tu para saludar a la niña mas bonita del colegio?, ni creas que yo saludo a cualquier idiota que se me cruce en el camino.
Las risas de sus amigas, cerraron con broche de oro la humillación; Manuel, simplemente, se retiro.
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