Si no me alcanza, vida, la vida para amarte,
si el hada de los sueños trunca mi despertar,
si rompen los gemidos que al fin pude confiarte,
si solo ante mi lecho te escuchas suspirar,
no pienses que me he ido dejando de adorarte,
no creas que no te quise y preferí marchar.
Cariño, si en minutos de dicha placentera
se fueron mis retazos de fuerte vendaval,
yo seguiré en tus brazos, contra toda quimera
y nunca, nunca, nunca te dejaré de amar.
Así, como esta brisa fragante mañanera,
como ese canto alegre que se oye del turpial,
como la lluvia fina que trae la primavera
y el soplo de tu llano valiente y musical
vendré, amor de mi alma, altiva, a mi manera,
a traerte de nuevo mis besos de panal.
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