I Quiero ser papá.
Fui al baño, y me acerque al espejo, ese espejo azul, que tantos años vi en el baño de mi casa. El espejo que hay ahora ya no es azul, es blanco.
Pero el espejo de ese entonces era azul, lo recuerdo perfectamente. No podía verme en el espejo, estaba un poco alto, por eso fue que tome una silla, y la lleve hasta allí, me subí a ella y me mire al espejo; ahora si me veía. Entonces recordé paso a paso ese ritual que todos los días hacía mi papá ante de irse al trabajo, y lo repetí. No me dolió, solo me asustó ver tanta sangre en mi cara y en mis manos, y de seguro mis papas también se asustaron,, la verdad no recuerdo ello, solo recuerdo esa imagen de mi cara llena de sangre frente al espejo, y mis manos también con sangre, que escondían la navaja; esa con que mi papa se afeitaba.
II Ir de vacaciones
Recuerdo todos los años de mi primera etapa en el colegio, y recuerdo ese fatídico dia de vuelta a clases; esa típica clase de artes, que aún no entiendo, si era por que la profesora no tenía nada preparado, o bien que le encantaba saber lo que los demás hacían, pero todos los años era lo mismo, había que dibujar lo que habíamos hecho en las vacaciones. La verdad es que una sola hoja para dibujar todo lo que hacíamos en vacaciones a veces no alcanzaba, y había que elegir.
Mi dibujo, era siempre el mismo, al menos lo fue por mucho tiempo. Recuerdo que me dibujaba yo, y dibujaba una casa, era, la casa de mis abuelos, esa en donde iba a pasar unos días cuando llegaban las vacaciones, ese extraño lugar, en donde hasta las comidas más desagradables, a uno le gustaban, ese extraño lugar donde todo era más grande y donde teníamos grandes privilegios. Entonces era el lugar perfecto para todo, para encontrarse con los primos, para levantarse tarde, para comer cosas dulces, para jugar a la casita. Si recuerdo que cuando nos juntábamos los primos jugábamos a la casita, o a la oficina, y pasábamos tardes enteras, incluso a veces la historia continuaba hasta el otro día. Eran esos años, en que yo vivía en otra casa, y pasaba mis vacaciones ahí, esos años en que me llevaba bien con mis hermanos y jugaba con ellos. Eran esos años en que me hacían dormir siesta, y no me gustaba,; eran esos los momentos mas desagradables, en que obligadamente había que dormir; en que obligadamente debíamos almorzar.
Antes no salía de vacaciones con mis padres; es que mi padre no tuvo vacaciones por mucho tiempo, incluso recuerdo un año en que salimos y tuvo que regresarse, eso era por el trabajo.
En realidad pocas veces pase unas buenas vacaciones, salvo cuando mas chica e iba donde mis abuelos, pero ya mas grande nunca fui donde me hubiese gustado. Mi papá siempre iba donde el quería, y nunca nos preguntaba ciertas cosas que a mi parecer nos involucraba a sus hijos también. En realidad íbamos de vacaciones donde a el le gustaba ir. A mi me gustaba la playa y a él el campo.
III El primer beso.
No fue algo de lo que tenga tan buenos recuerdos, debo haber tenido algo así como seis años aproximadamente. A decir, verdad el beso mismo no lo recuerdo mucho, me acuerdo de la situación. Fue en el colegio, yo estaba en un colegio mixto, pero de los normales, de esos en que se usaba jumper azul las mujeres y pantalones plomos los hombres. Era un colegio católico, pero de esa etapa tampoco tengo muchos recuerdos, los que tengo son más bien puntuales. Recuerdo a casi todos mis compañeros, aunque no recuerdo sus apellidos, al menos no el de todos. El del beso, fue uno de mis compañeros, de esos de los que solo recuerdo el nombre; se llamaba Alvaro, era un chico poco agraciado a decir verdad, moreno, simpático. Recuerdo que de repente llego y me dio beso y se fue sin decir nada. En realidad creo que el fue el único que nos besó a todas.
IV El tío Oscar.
Fue mi profesor jefe dos años, en tercero y cuarto básico. Lo recuerdo muy bien, era un profesor joven y simpático. Recuerdo cuando yo me demoraba en terminar las pruebas; siempre fui lenta en eso de contestar pruebas; sobre todo si eran de matematicas. Recuerdo que siempre fui la ultima en salir de las pruebas y salía harto tarde, y recuerdo que el siempre esperaba a que terminara. No era mala alumna; era de la regulares, de las de 58 de promedio aproximadamente. Había ramos en que me iba muy bien, pero otros como las matemáticas nunca fueron mi fuerte. El tío Oscar fue el único profesor jefe hombre que tuve, y lo recuerdo siempre, aunque solo tengo un vago recuerdo de su aspecto físico.
V El cambio
Estuve en el colegio mixto hasta como los diez años, pero luego me cambie. Los motivos nunca los tuve muy claros. Entre a un colegio solo de mujeres. Fue un gran cambio, pero tampoco me afecto mucho que digamos. Nunca tuve muchos amigos en el otro colegio, y en este tampoco fue la excepción. Tuve por algunos años dos amigas, pero de ellas no he vuelto a saber hace mucho tiempo. En general me juntaba con niñas de otros cursos, que conocía en los talleres y en la pastoral. Me gustaba ir a teatro y representar papeles en las obras de teatro. Lo único malo es que por mucho tiempo me toco hacer solo papeles de hombres. Como éramos puras mujeres, alguien tenía que hacer los papeles de hombre, y por lo general fui yo.
En ese colegio tuve la oportunidad de conocer a muchas personas, y por distintas actividades a jóvenes de otros colegios. En general no fue mal en el aspecto amoroso, pero durante esa etapa no llegue a enamorarme. Creo que solo me gusto uno solo, se llamaba Mauricio. A veces lo recuerdo con cierta nostalgia, pero la vida se encarga de ordenar lo que uno desordena.
VI La Universidad; “•Pueblo chico infierno grande”
De la universidad, más que compañeros, recuerdo a mis profesores. Creo que son los únicos que siempre recordare con cariño. Mis compañeros, solo llegaron a ser eso; compañeros, pero tampoco tuve grandes amigos., aunque igual hay algunos por ahí . De mis compañeros les tengo un especial aprecio a Miriam, a Felipe, a la Joyce, a la Mariela, a la Karina, a Alberto.
Pero mas cariño les tengo a todos mis profesores; los recuerdo prácticamente a todos.
De esa etapa no tengo tantos recuerdos agradables, mas bien eso del estudio me dejo bastante cansada. Eso de estar en un lugar con no tantas personas, y todas hablando siempre de lo mismo agota a veces. Mi facultad es algo así como el lugar en que no hay hacer ni decir lo que no quieres que nadie sepa. Todos hablan de todos, es algo así como si no hubiera nada mejor que decir o que hacer.
Llega un punto extraño, en que el solo ver la facultad se hace desagradable, pero hay que aguantar, por que ya queda poco.
VII No quiero ser abogada.
No quiero ser abogada, pero ya lo soy. Nunca quise serlo del todo, aunque alguna vez me llamo la atención, y era algo así como lo socialmente correcto. Si pudiese haber elegido sería actriz, o tal vez periodista, pero no abogada.
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