Porque yo nací viendo las piedras
Eso dijo la señora frente a los uniformados que impávidos no la escuchaban, no la veían y yo me quedé triste, yo viví como ella, como hija del miedo y del silencio, de ese que te muerde el alma porque tienes que callarte y jugar a estar contenta cuando otros salen a gritar lo que yo no pude, porque también volaban piedras y tras ella se dejaba caer la niebla terrible que partió a la patria, que la dejó triste, desconfiada...
Porque yo tenía hijos en los brazos y estaba aturdida de tanto silencio, porque las ausencias envolvían los pasos y cerraba la boca y jugaba a estar contenta, porque todo era triste, porque la tierra se tragó a los hombres y sólo había botas y metrallas y silencio y asco y llanto y madres y mujeres y hombres y perros y plazas y silencio, silencio, silencio que se me prendió en las manos, en este pelo raro que tengo y en este modo de decir y de llorar porque todo es un mal sueño una pesadilla de un dios que no me invitó siquiera y me lanzó a esta vida de mierda que me parte el alma, que me desangra, que me hace dar vueltas por estas paredes ajenas y asoma sólo un grito con nombres que amo, con miedo, así despacio y camino y ni siquiera sé por qué existo. Así es mi patria, así son las piedras que vuelan en esta tierra herida que me sangra, que me sangra...llueve tanto allá afuera y llueven piedras...no sé por qué estoy llorando, debe ser porque me angustia todo, porque ella pudo gritar en la calle lo que a mí me prohibieron bajo amenaza, no importa, allá afuera sigue lloviendo...
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada |