Te miro.
Intento buscar en tus ojos aquel brillo del que me enamoré, hace ya varios anios atras.
Vuelvo en el recuerdo y sé que he sido feliz.
Hoy llegan a mi mente aquellos pequenios momentos en los que supe descubrir la felicidad. Momentos simples que solo duraron algunos segundos... para mi, eternos.
Recuerdo cuando nuestros ojos se encontraron, el estremeciomiento que recorrio mi cuerpo, mi corazón latiendo acelerado y la respiración de los dos, detenida en un suspiro, porque supe, lo sentí: me leíste el alma.
Una mirada sincera, regalada, libre de egoísmo, es un libro abierto al corazón, y si ese libro se lee atentamente, es posible descubrir lo que esta oculto en lo más profundo de nuestro ser, revelando lo que verdaderamente somos por completo.
Vos me diste esa mirada, abriendo la ventana a tu alma y a a mía, porque en tus ojos me vi reflejada y siendo en mi máxima potencia.
Te miro, aún buscando ese momento, esperando que se repita inutilmente, porque sé, se perdió en el tiempo.
La he vuelto a encontrar, en otros ojos, en otra ciudad... diferente; provocandome, de una manera curiosa, aquellos mismos sentimientos, haciendome volver en la memoria...