Erase una vez un pibe, nacido en la Provincia de Buenos Aires, que era hincha de Boca. Este pibe era hijo de un millonario y tuvo tanta buena suerte en su vida que el tambien se convirtió en millonario. No le alcanzaba con ser hincha de Boca y quiso ser presidente. Y fue, nomas, presidente de Boca. Mauricio no sabía hablar, había comprado un título en una universidad trucha, y por eso le llamaban "Ingeniero". Con los millones que tenía, se encargó de comprar y sobornar a arbitros y a muchos jugadores rivales. Arreglando partidos y campeonatos, le dio muchos títulos a Boca. Copas, ligas y campeonatos uno tras otro. La gilada estaba contenta y Mauricio se hizo muy popular. Así, un día, Mauricio se canso de ser presidente de Boca y decidió ser presidente de la Nación. Pero el cargo de presidente le quedaba muy grande, entonces, optó por ser primero, intendente de Buenos Aires. La primera vez que se presento perdio, y Mauricio debió conformarse con seguir siendo presidente de Boca. Entonces nuevamente compro arbitros, soborno rivales y le dio a Boca un par de ligas y una nueva Libertadores. Ahora sí, pensó Mauricio, sere presidente de la Nación, de todos los argentinos. Pero un amigo ecuatoriano, al que llamaremos Jaime, le recomendo "primero debes ser intendente de Buenos Aires". Y esta vez, la gente lo voto. Lo voto masivamente. Gano en los barrios pobres, en los ricos, en los de clase media, lo votaron todos, no solo los de Boca, sino los de todos los equipos. Mauricio desconocía lo que era Buenos Aires y puso entonces en el gobierno a Horacio. A Gabriela, una amiga discapacitada, que andaba en sillas de ruedas, la tenía para dar lástima y ganar elecciones. Con Mauricio como intendente, la ciudad de Buenos Aires se convirtió pronto en un caos. Estaba todo sucio, los hospitales quedaron abandonados, las escuelas se caían a pedazos, el tránsito era un desastre, el metro quedo abandonado, la ciudad entera era un desastre total. Pero no importó: a la gente le gustaba vivir en la pobreza, en la miseria, en el caos y la desorganización. Y por eso, aunque tenían una ciudad en ruinas y destruída de pe a pa, lo siguieron votando a Mauricio. Y quizás pronto Mauricio deje la ciudad para convertirse en presidente de todos los argentinos y lograr que el país, nuevamente, se convierta en una semicolonia al servicio del imperialismo. Es el sueño de Mauricio. |