Tú no me has visto desesperado. Nadie puede verlo… nadie puede ver más allá de la carne que llamamos cuerpo y de la piel, nuestra armadura y fortaleza para ocultar el alma. Tu no sabes nada de mí… pero crees que si.
Te he visto sonreír últimamente, y hasta carcajadas oigo cuando nadie más ve tu corazón. Y algunos creen que lo saben todo de ti… pero yo digo que no, y pienso que se equivocan en sus razonamientos no tan mal formados. Puede ser… que el tiempo no me favorezca, puede ser. Puede ser que hasta yo me equivoque (¡que Dios me libre!), pero creo tener la razón, al menos una vez me corresponde ganar.
Que no te parezcan extrañas mis ideas, pero me di cuenta de que soy (aún) lo suficientemente estúpido como para volverte a creer por décima novena vez (exagero las cifras… ya sabes como me gusta exagerar), y que aunque no te crea ni una palabra de lo que me dices, te diría que te creo, me diría que me creo… y aún a golpes me haría ‘‘entender’’ que realmente me amas, y que todo lo demás fue solo un error más estúpido que mis mismas ideas.
Pero no importa como te vea seguir adelante con tu vida normal. Fotos, risas, y una caminata por las calles que… fueron nuestras, si… y esas conversaciones que nosotros creamos para pasar el rato, o los juegos que te traje desde los rincones mas exóticos de mi cabeza para que tu, la reina de MI mundo estuviera contenta. Mas ahora no quedan palabras para describir las distancias y los vacíos.
No vale la pena, ¿cierto?, seguir dándole vueltas al asunto perdido. Es como intentar revivir a los muertos que nunca volverán, y hablarle a la pared para que se mueva, pero no se moverá. Hay que tirarlas. Hay que derribar los muros, porque ellos no tienen la voluntad de caerse solos, o de moverse al menos, para dejarnos pasar. No, no vale la pena seguir caminando en círculos… pero sabes que no puedo evitar perseguir mi cola… y luchar por lo que nadie mas quiere luchar, o intentar vagamente lograr las cosas con los métodos que nunca lo lograrán.
Pero yo nunca aprendo, ¿cierto?, y tu tampoco… tenemos tanto que aprender…