"El amor, la vida y la muerte caben en una botella de ron" -pensó Adelaido mientras servìa alegremente el lìquido ambarino y sòlo se detuvo hasta que el ron habìa llenado tres cuartas partes del vaso, luego completò con un poco, de agua mineral. "Benditos jotos, qué haría yo sin ellos" y es que Miguel y Pancho habían pasado el día anterior por su casa para traerle algo de comida y agua mineral para que pudiera mezclar su ron. Eran los ùnicos vecinos que mostraban preocupaciòn por èl. Sin ningún pudor metiò un sucio dedo en el vaso y revolvió, luego dió un trago largo, larguísimo. Eran las 10 de la mañana.

"Pero a mí díganme porqué carajos me pusieron este nombre de mierda, me arruinaron la vida, no saben lo que es tener este puto nombre, todo el mundo se ríe de mí y hace bromas de mi persona y a ustedes les valiò madre par de ojetes....hijos de la chingada siquiera me hubieran puesto un segundo nombre para tener otra opción,¡¡ pero no!!, que se llame Adelaido nomàs....Adelaido....."

-¿Qué opinas Pancho?, yo lo veo requete mal, ha estado diciendo incoherencias toda la mañana. Ahora se trae todo un reclamo sobre su nombre.

-No es para menos -repuso Miguel, ¿en qué estarían pensando sus papás? de plano lo pasaron a joder. Mira,se acabó la botella y todavia no dan las cuatro.

-¿Lo llevamos al hospital?

-Dejémoslo dormir un poco y regresamos al rato, asómate a ver si se comió algo de lo que le trajimos ayer.

-Nada

-Pinche Adelaido, te quieres morir cabrón....

"Regina, Regina...que chulada de vieja, me gustaba todo de tí, desde ese nombre de reina, pasando por esos pechos y esas nalgas tan ricas. Pinche Regina, la de veces que me masturbé pensando en tí y tu ni pelabas. Què te ibas a fijar en mí si apenas era un pinche sargento segundo y tu le tirabas al Mayor Rodríguez, pobre pendeja, ni te imaginabas que Rodríguez era impotente, perra interesada, ese fue tu castigo, ser su mujer fue lo peor que te pudo pasar..."

-¡Pancho córrele!, me encontré al Adelaido tirado en el jardín, encuerado. Si pasan los polis se lo llevan. Ahora está hablando de una mujer: Regina por acá, Regina por allá, pinches viejas, èste pobre cabròn debió ser como nosotros, lo tendrían bien contento y no sería un borrachote.. pero córrele porque està pesado y yo no lo puedo levantar, hay que vestirlo y acostarlo...

Como un alma en pena Adelaido recorre los rincones de su ruinosa casa, se encuentra a punto de la sobriedad y esto lo llena de miedo, busca desesperadamente algo que tomar pero no encuentra nada. De pronto recuerda el material de curación que guarda en un anaquel, ahì se encuentra una botella pequeña de alcohol de caña, el trago que da le va quemando las entrañas, ¡què mas da!

"¡Qué orgullo sentí ese día!, sì, el dia que me puse por primera vez mi insignia de teniente coronel, y todos los pinches perros que me odiaban se tuvieron que cuadrar ante su teniente coronel Adelaido Márquez. ¡Què satisfacción!, ¡qué placer!, ese día me sentí en las nubes sin saber que al otro día bajaría al infierno cuando me llevaron a mi hijo muerto, atropellado por un carro. Recuerdo mi uniforme manchado de su sangre, recuerdo que este dolor llegó y nunca se fué. Se clavó en mi alma el hijo de la chingada, me partió el corazón...desde ese día no volví a ser el mismo y descendi al abismo..."

-Miguel...¿está...está... muerto?
-creo que...si...si...
-carajo pinche Adelaido, hasta que lo conseguiste cabrón
-Debió morir por la noche, se siente muy tieso
-Hay que hablarle a la policía
-Si, cuanto antes mejor
-Miguel, mira esto...algo escribió en esta hoja de papel

Miguel lee en voz alta:

"el amor la vida y la muerte caben en una botella de ron, si señor"