(Quizá no sea ficción. La DINA y la CNI dejaron enseñanzas que a más de algún personaje de las alturas del poder aún le despierte nostalgias)
UN TRATO JUSTO
Como en las otras ocasiones, bajó del taxi un par de cuadras antes de la Estación Los Héroes del Metro. Abordó el subterráneo y salió a la superficie en la Estación Pedro de Valdivia. Tomó un bus del Transantiago en sentido opuesto, devolviéndose, camino a la dirección a pocas cuadras de Plaza Italia. Así lo hacía siempre que recibía ese mensaje de texto por el celular, “Buen día. Nos vemos”; y siempre de un teléfono distinto. Era día de hacer negocio. Y siempre una ruta distractiva hacia el punto de negociación. Nada de huellas ni llamadas rastreables si las cosas se arrancaban de control.
Su aspecto vulgar, subido de peso y vestimentas de mal gusto, le ayudaban a pasar desapercibido entre el gentío peatonal de esa hora de la mañana en el centro de la ciudad. En el quinto piso, lo estaba esperando su contratante. Siempre un hombre distinto. Nunca sabía con quién se encontraría. Pero siempre sabía que contratarían sus servicios y llegaría a buen acuerdo. Esta vez era un hombre joven, de unos 35 años, vestido informalmente pero elegante, pelo corto y un fino bigotito que la daba un aire de autoridad.
- Buenos días, veo que es puntual.
- El trabajo hay que tomarlo en serio.
Se sentó en un confortable sillón, mientras el del bigotito se paseaba mirándolo con cierto desagrado y observando por la ventana el movimiento de la calle aledaña.
- Necesitamos unos veinte. Pero que sean efectivos.
- No sabía que tenían queja de nuestra gente. Si se requiere más acción, el precio es otro. Ud sabe, los riesgos.
- Para Hidroaysén hicimos el loco. Fue un éxito rotundo para los organizadores. Impacto nacional e internacional.
- Yo lo advertí, por las lucas puestas en la mesa, no se contaría con suficiente gente y sería escasa la efectividad.
- Pero esperábamos un trabajo profesional y bien organizado. Y fue un fiasco.
- La gente más preparada cuesta más cara. Si ratoneamos, solo tendremos de lo peorcito, Ud sabe.
- Bueno. Ahora vienen los estudiantes y la cosa, por los informes, será dura. Necesitamos desbaratarla antes que agarre vuelo ciudadano.
- Dígame lo que necesitan y vemos con cuánta gente y el precio.
- Ya le dije, con veinte debiéramos tener, si son buenos en su pega.
- Mire, el error para Hidroaysén es que no consideraron que la mayoría sería gente mayor, adulta, y con sus familias. Otro nivel. Difícilmente agarrarían papa y se sumarían. Unos cuantos cabros jóvenes que siempre van predispuestos. Ese fue error de ustedes.
- Es posible. Pero ahora, con los estudiantes la cosa es distinta.
- Todo depende de lo que deseen.
- Es claro. Necesitamos desprestigiar el movimiento desde su inicio. Presión ciudadana para que se bajen.
- Entonces, deben ser al menos cincuenta. Con los que se suman, serán más de trescientos. Claro que también depende de los pacos.
- Eso lo vemos nosotros. ¿Seguro deben ser cincuenta?
- Usted mismo lo dijo. La cosa viene dura y se necesitarán varios frentes de acción. Cincuenta y cien lucas por nuca.
- ¿Está loco? Es mucha plata
- Oiga, la bencina para las molotovs está muy cara y ningún gallo bueno se expondrá por menos de cuarenta lucas aseguradas. Y los gastos de traslado hay que sumarlos.
- Y a Ud le deben quedar por lo menos cincuenta lucas libres.
- Somos varios socios en esto. Y no hay movimientos todos los días.
- De acuerdo. Cincuenta hombres y cien lucas por nuca. Eso si, pagamos contra resultados.
- Pero, con un adelanto del cincuenta por ciento. Sin billete en la mano, ningún compadre trabajará.
- De acuerdo.
- ¿Y los detenidos? ¿Y los posibles lesionados?
- De los detenidos, no se preocupe. Me entrega la nómina y lo arreglamos. A los lesionados, les reembolsamos los gastos, como siempre. Pero quiero la Alameda hecha un desastre, que no quede local comercial parado. El pillaje de los suyos, considérelo un bono extra.
- Me encanta hacer negocio con ustedes.
- La marcha es mañana. Espero resultados.
- Cuente con ello.
- Y si alguien se va de lengua o se filtra a los medios, nunca hemos hablado y en usted muere todo. Ni abogado podremos ponerle.
- Y así me reclama el precio. Es como siempre, no más. Está claro.
En la noche del día siguiente, los noticieros centrales de casi todos los canales de televisión solo mostraron las batallas campales entre los manifestantes y pacos; destrozos millonarios en la principal avenida capitalina; saqueos; incendios; veinte pacos heridos y un centenar de detenidos. Ni una sola frase sobre las demandas estudiantiles ni sobre la crisis educacional; y por supuesto, entrevistas a personas aterradas por el vandalismo y exigiendo medidas represivas al gobierno. Las cifras de manifestantes, variaban entre veinte mil y treinta mil en los diversos noticieros.
Una semana después, el movimiento estudiantil convocó a más de cien mil manifestantes, en la misma avenida.
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