Mis días transcurren, unos con calma y otros con tormenta. Si hallo en ti la calma reflexiono en tu inocencia a tal punto de sollozar. Pero si en ti hallo tormenta, me invade el despecho ni para qué te cuento. Ya no quiero mas inestabilidad en mis emociones. No quiero odiarte, no quiero guardarte el maldito rencor. Por eso le pido a Dios que me ayude a perdonarte y a olvidarte.
Texto agregado el 20-07-2011, y leído por 139 visitantes. (3 votos)