Reventar copmo si fuera necesario. La casual necesidad del reviente de este puntillo insignificante (más que un gusano). Liberarlo de la autoimpuesta carga ineludible de seguir los días con máscara de rutina, disimulando las grietas con una mala arcilla que también se descascara.
Cuando he vuelto la vida esa inalcanzable simpatía entre mis deseos y el mundo que dios regala, se han cansado todos mis eléctricos esfuerzos de intentar ser alguien... diferente, y hacer algo... distinto. Ilusiones que brotan de no sé que manantial (el del ego, quizás), lejanas melodías del sueño de ser un filósofo que supere a la filosofía; anhelos distantes de caminar con paso sabio, satisfecho de este todo que hoy entero me tortura.
Me planto en medio de los estudiantes y siento esa fuerza, el poder de quererlo todo para todos, de exigir imparables lo que no tienen. Entre ellos me nutro un ratito de adrenalina, corriendo del tóxico mal lacrimógeno. Enamorado de ese entusiasmo y de ese enojo, me quedo entre ellos, pero sin senti como debiera, sin llegar al acto de esa furia. Y es que hay algo que no entiendo porqué gana. No es miedo, ni falta de rabia, no es ausencia de conciencia (¿determinación?) Es quizás que me rendí de pequeño al desconfiar de mis padres ("Eras manipulador de guagua") ¡De cabro chico sin habla e inerguido! Confiar en ti, que detuviste todo acceso a tu cariño en pro de mi obediencia, de mi correcto surgimiento como hombre capaz de todo..."con toda esa inteligencia". Pero si desconf{io primero de los que m{as amo, no hayo sentido que me empuje a sobresalir, a confiar en el mundo. Es así que tampoco en mí confío, me engaño a conciencia y me odio tanto como al mundo. Entonces todo lo que veo se parece a una explosión... y me gustaría estar ahí, ardiendo por primera y última vez. Constelados mis miembros amputados dibujarían el sol de mediodía mordiendo a una luna robusta y adolescente.
Pero en cambio nada explota y todo sigue caminando con entusiasmo perdido. Las fuerzas poli.... los pacos ensayan marcha tras marcha cómo reducirnos, y van a aprender eficazmente si de una puta vez no los despedazamos brutalmente. Para mi pesar, la intelectualidad es un hechizo que no surte efecto en este árido escenario de actores sordos.
No señor, mutilar, ellos mueren por la vista y sufren por el tacto. Gusto y olfato les sirve para estar o no contigo. Pero las ideas, el contenido de una lucha no vale nada. Y eso tiene inconvenientes, porque quien gane ¿Tomará en cuenta el lenguaje del tomate y la semilla?
Pero me alejé de la idea... estallar. La constelación de mi descuartizamiento soberano. Y el llanto de quien me tiró al suelo primero.
¿Es una pena? Puede ser, pero las penas ocurren a cada minuto, a cada segundo, puñales que hieren costados, bisturíes tetrafilosos, la comedia intoxicante.
Mientras tanto me asesino a ratos. Otras quiero levantarme, mantener el equilibrio, abalanzarme a tu cariño, que ni siquiera sé si existe. Ya ni la imaginación tolera la alegría, carajo, y la química de mis almas no conoce el lagrimear, que tanta falta me hace.
¿Y por dónde voy entonces? ¿Debiera emborracharme? ¿Mandarme varias tantas dosis que me sobrepasen orgánicamente y me espumée la boca y se vacíen mis víceras? O seguir, a paso irregular, cuasi rengueando en desgracia, perdiendo la vida sin siquiera ganar muerte. La ruina de uno que existe desolado, comediando no sé cómo ¿Podré ganar? ¿Y ganar qué? ¿Estabilidad? ¿Cosas, calma, comodidad, alegría ajena de esos que me quieren y me hicieron desconfiar antes de dar dos pasos? Dime dónde te encuentro y te amaré como siempre, entre pésame y delirio, arrullado en otra piel, que no la mía, hecha de huesos y furia reprimida.
¿Cómo se si eres tú? ¿Cómo te convenzo que soy yo?
Era un libro inteligente que albergaba en sus sábanas sucias cualquier tipo de miseria, sobre tiodo la miseria del lenguaje.
Cuando se habla de dos personas de sexo opuesto se usa el artículo LOS. ¿Podríamos inferir machismo?
Tanto tengo que rayar y lo que rayo es absoluto vacío. Quemarme en un estallido, o implotar y suprimirme hasta la más ínfima existencia en nada cambiaría lo actual. Soy apenas un nexo afectivo para una que otra figura materna. Pero yo quiero el amor que no entiende de vísceras eternas. Quiero el riesgo de que acabe.
La pluralidad del lenguaje es machista; mientras hay un hombre, aunque millones de mujeres le rodeen, pluralmente son LOS.
Miro lo que puedo y evito mirar murallas subterráneas de metro. Hipnotizan, idiotizan, deprimen.
Quiero decir algo sublime, quiero encender por lo menos un corazón, una garganta. Está claro, estoy vacío. (O lleno de mierda).
Será el género el error. Me embetuno la garganta con azúcar procesada, y es amarga la existencia. Seca y viscosa, rígida amorfa. Si pudiera,,, qué. Si nada pudiera sería más sencillo, pero puedo tantas cosas que no mueven mi voluntad. Me quedé estancado en mi primer paso. Desde ese día olvidé los propósitos posibles y me dediqué a aborrecerlos, lo lógico, real.
Me cuesta encontrar la belleza en el día, en lo de siempre, porque siempre los días son engranajes de funciones falsamente (falazmente) útiles. Entonces recurro a la anestesia, al quimicoiris que con su magia todo lo vuelve diferente. Lamentablemente se hace necesario y si no está o está mas no lo tengo abunda el frío, se atrofian músculos y huesos y duele mucho más el siempre, gigante y totalizador.
Y da lo mismo ser amablo o hijoputa, aunque lo primero es más sencillo... así me entrené, con la máscara de la sonrisa sensata y con piedrecillas roedoras que apolillan mi vivir.
Y así, cómo, dime cómo, si no hay nadie en que te vea y te necesito en todos. Sólo grito los silencios de mis huesos ocultos tras una delgada capa de piel que se contrae periódicamente... porque está decidido: voy a implotar ¿A qué viene sino esa joroba, ese declive de cuello que me apunta los ojos al ombligo? ¿Porqué sino esa desesperante sensación de angustia y agobio al hablar con otro? Es que no puedo serles sincero porque no sé si quieren o creen un imposible de mí.
Lagricosquilla iracunda salvaje me agarra y entierra las garras con buenos venenos en el filo de sus dedos.
Tiritristeza con una esperanza ambigua. Sigo así voy a extinguirme en los pasos adiestradores de buenhombre ya sos adulto.
Pero yo quiero estallar, y la voluntad trágica se burla y me empequeñece. |