Como el río,
luego de la tormenta mi mente descansa,
mansa, tranquila...
las gotas caen sosegadas y plenas se funden entre sí,
hacia adentro veo algo mas o menos oscuro
mezclado con rojo, óxido.
Estoy preocupada,
creo entender que ésto, que me ocurre,
es un desorden importante.
Estoy tan convencida de haber sentido al gato sobre mi pecho...
incluso de haberlo corrido para que salte de la cama.
Transcurrieron los días, entraba al baño
y allí la película de terror,
aprecia la posibilidad...
un hombre (o dos) entra bruscamente, te viola, te golpea,
y ahí te deja
moribunda...
Soplar, sacarse la idea, borrarla,
remplazarla por otra...
... revotan los ruidos y nuevamente la película comienza.
Realidad, ficción?
Ficción, claramente ficción.
Y otra vez
- ¿qué es ese ruido?
- El viento
- ah, si, ¿hay viento no?
- si, y las cosas chocan, son las chapitas colgadas del llamador de locomotoras...
El ruido es el motor del miedo, y no hay justificación que lo silencie
el ruido detona la idea "algo va a ocurrir",
y luego se intensifica "algo inevitablemente tiene que ocurrir".
Los sueños me atormentan,
el dolor del pecho al despertar es cada día mas fuerte.
El llanto cae en el baño, en el cuarto, en el colectivo, en la oficina, en el patio,
día a día el llanto cae,
y cae semana tras semana, y ya podría decir que cae mes a mes.
Sin ninguna causa de la realidad, al menos eso pienso ahora
luego de la tormenta.
Me siento enferma. No comprendo mis actitudes, ni los diálogos.
La idea fija aparece unas dos veces al mes, últimamente mas seguido.
Enfermedad terminal, muerte accidental, suicidio,
quién sabe que cosas mas esconde la subconsciencia.
Claramente aquello fue una crisis.
Acaso se puede ser feliz con tanta inestabilidad? |