Pobre de aquella niña ingenua que de todo se creía sin pensar que algun día en sepulcro se convertir¡a. Por qué no escuchó a la razón que con rabia le gritaba No retes a la muerte mi'ja o te carga la chingada!.. Más esta niña tonta que de sabia se vestía ahora yace en algún lugar incierto y sin cruz para su tumba fría. Dios se apiade de tu alma que vagabunda ronda por la ciudad implorando que regrese la calma a este sitio que ya no es tu hogar...
Texto agregado el 19-07-2011, y leído por 119 visitantes. (2 votos)