En vano el tiempo se desprende
de la pizarra arañada
que diviso al empinar los ojos por sobre el espejo.
Es más bien una cáscara carcomida
en cuyo interior la esperanza una vez
con orgullo enseñaba las entrañas,
abortada antes de dar a luz
escupida en un rincón de la noche afilada
demonio encadenado por los centinelas de nuestra vigilia.
Me empeño en el vacío entonces
me aferro con ahínco a la soledad
antes de ver mis quimeras
morder la mano que les da de comer
romper los grilletes y fugarse
rasgarse el cuero y exponer la carne
inmolada por el ídolo redentor del alba.
En vano el tiempo se esmera
legitimar en cada giro su falacia
que las rondas con él conducen a la absolución
cuando la carne podrida solo puede podrirse aun mas,
¿Por qué no mover las perillas a voluntad propia entonces?
¿Por qué no buscar consuelo en la cicuta o realizar el ritual sagrado del Seppuku?
en lugar del ahogo en la espera:
el tiempo no cubre, las paredes no tapan.
Texto agregado el 18-07-2011, y leído por 216
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