LA CHAMA Y SU JUANETE
La Chama y su Juanete se casaron y se fueron de luna de miel a la playa, ¡qué bien se la pasaron! No podía ser de otra manera: ellos se amaban desde que eran pequeños; se conocieron en sus mutuos cumpleaños, sus familias eran amigas y migrantes venezolanos al Ecuador.
Pasaron ocho maravillosos días de amor arena y sol. Pero como todo tiene su fin, hubo que tomar vuelo de regreso del cielo a la tierra. El lunes la Chama fue de mala gana a trabajar y la típica: todas las chismosas amigas y también las que se creen nada chismosas hacían corro alrededor; preguntas van preguntas vienen, preguntas blancas, rosadas y coloradas, risitas, risas, risotadas y carcajadas.
Cuando ya todas se fueron y la Chamita se quedó con las más serias y “betucas” del grupo les dijo así un poco en confianza y en voz bajita: - Si, todo chévere, pero me, me, me duele, me duele, me quema, me arde… Sin dejarla siquiera terminar de hablar, Maribú intervino con su voz afectadísima de siempre: - Por Dios, amiga, ¡qué cosas estoy oyendo! pero así mismo dicen que es, mi querida, y que duele, de verdad que duele. Y dicho esto se retiró del grupo. El tema era demasiado peliagudo para ella.
Entonces Bertha, Marisol,Lucy, Mónica, Luz Ivonne, Norita y las otras tomaron la batuta: - Verás, Chama: si exageraron esa nota ¡ya está! ¿Qué podemos hacer ahora? “A lo hecho pecho” y “Lo hecho, hecho está” Además es lo propio… ¿o no? Pero ahora descansen, ponle un stop al Juanete.
-Verán, lo que pasa es que olvidé... apenas alcanzó a decir estas palabras la Chama, cuando las vehementes amigas la interrumpieron para decir casi en coro: Todos los hombres son así unos divinos ingenuos y estamos seguras que el Juanete pobrecito todavía no se ha enterado de lo que te ha hecho ¿o nos equivocamos?
-¡A no mijita! Desde el principio, ¡Si desde el principio hay que enseñarles a estos hijos de mamita que no pueden pasarse, que no pueden hacer con uno lo que a ellos les da la regalada gana… Ahora que se aguante hasta que te cures y un poquito más, ¡Sí, que se aguante!, ¡ja, ja ja...!
- Verás mamita nos olvidamos recomendarte una cremita para estos casos extremos….
- ¡Qué cremita ni que ocho cuartos! ¡Coño! No me ha dejado hablar desde que llegué, dijo la Chama enfurecida.
Bravucona la noviecita ¿no?
-Madrecita, te decía que nos olvidamos recomendarte una cremita maravillosa…
- ¡Cállense de una vez y no inventen!… ¡coño, qué intensas! Intento decirles que me duele, me duele, me quema, me arde, porque me olvidé ponerme el bloqueador solar y me he quemado toda la espalda los brazos las piernas ¿Ya?
Zoila Isabel Loyola Román
ziloyola@utpl.edu.ec
|