Ni príncipes ni princesas se besan,
la maldición del sapo
se esconde entre las locas cortinas de lágrimas,
bordando listones de leche
mientras diseño la virginidad
que sumerjo en un baño de gotas de sol,
y extraigo el jugo de piedras secas,
que desmorona el canto de las sirenas,
y las caricias cansadas
endurecen el manojo de cordura.
Texto agregado el 18-07-2011, y leído por 174
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Lectores Opinan
27-07-2011
Interesante.... con cuerpo denso. Good. avespaciano