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La señal de la luna.

Era una noche de luna llena, lo recuerdo muy bien, contemplaba la lluvia, como quien busca dar comienzo a la historia entre las hojas del cuaderno, pero no, simplemente fue un acto reflejo que me llevo a quedar quieto en la ventana por unos segundos, recordando los matices de la vida, las ilusiones y sentimientos, las tristezas y alegrías, de lo que es el amor. Y sin previo aviso, me perdí, en mi pensamiento, y cerré mis ojos, en señal de dar comienzo a la historia que me pasó.

Que anecdótico, sentía el mismo frío, sin fijar mi mirada en un punto fijo, note que caminaba lentamente por las calles llenas de hojas que había dejado en su pasar el frío otoño, como recuerdo de esa época en donde las ilusiones se encumbran y el corazón se aprieta. En fin, fue una caminata muy larga, que comenzó en la idea de tomar un segundo aire, luego de responder con el silencio ante una lluvia de palabras que tuve con Valentina. Fueron las circunstancias junto con el destino, que dibujaron el matiz perfecto, de un inicio tierno, de abrazos, caricias y frases dignas de cariño, culminando con el paso de la brisa, que despejó todas las ideas y miradas, dejando solo entre nuestros cuerpos, el silencio. Si ese silencio que nos acompañó hasta la puerta de su casa, que se borro cuando nos despedimos diciendo en un suspiro, “que estés bien, y ya nos veremos”, luego de eso, nuestras mejillas se acariciaron sutilmente, quizás por cortesía, o tal vez, en el afán de querer sentir por última vez tú aliento, ¿Quién sabe?
Así siguió la noche, entre las calles de la ciudad, con un ambiente triste, apagado, y en silencio, ni siquiera silbaba el viento, como habitualmente lo hacía, y la luna por su parte, se perdía entre las nubes, como diciendo,”no me hace bien, verte en silencio”. En fin, fueron pasos que jamás terminaban, era como si anduviese en el desierto, pero todo eso acabo, hasta que cercanos al puente que cubre al rio Cambrales, me deje llevar por el momento, e instintivamente me encuentro sentado a orillas cobijado por aquel árbol que día a día guardo mis mejores momentos. Eme ahí contemplando el reflejo de mis pensamientos, hundiéndome entre esas canciones frágiles que trajo conmigo el momento, en que deje de ver a Valentina, y traje conmigo el silencio.
A medida que más pasaba el tiempo, mi cuerpo y mis anhelos, seguían igual, llevados por el río a marea dentro, e incluso dejando sin ganas de pensar, fue así que al levantar la mirada, la luna me quiso hablar, al parecer había notado que mis ojos ya no le quedaban fuerzas, y caí en un breve sueño, que jamás voy a olvidar.

“Que pasa amigo mío, me declamo la luna
Acaso olvidaste que te paso,
Mira rápido las estrellas,
Y verás que la luz llegó,
No está todo perdido,
Solo cree en tú corazón,
Y recuerda esas señales
Que la vida te otorgó”
Y claro, así fue, una señal tan clara, como me dijo la luna en ese sueño, aunque, un tanto inquieto y preocupado por lo que me pasó, levante la cabeza, y ahí estaba la luna, como si quisiera que siguiese soñando, pero no, estaba tan sobrio, que hasta mis ideas, las sentí llegar de las profundidades, y ya cobrando una fuerza inexplicable, me levante y retome el rumbo. Es en este momento cuando ocurre la sorpresa, en el afán de ver la hora, que a todo esto eran las 21:30, asombrado me percato que hay un destello de un mensaje, y por supuesto, ante mi curiosidad, atine a leer: “niñito espero estés bien, descanse y duerma bien… muchos besos, Valentina”.

“Vaya vaya, las cosas de la vida,
Vaya vaya las cosas del amor,
Que si crees
Hasta te hablan las estrellas,
E incluso, te habla la ilusión,
Vaya vaya los secretos de la luna,
Y también los aciertos de la razón
Una persona nunca se olvida
Cuando desde un comienzo se hablan con el corazón”

Esas fueron mis palabras, que le dedique a la luna, mientras estaba apoyado en la escala de la entrada de mi casa, dejando mis ojos impregnados como estampillas en ella, y ya al solo de unos segundos atine a sacar las llaves y entrar, ya que el frío se apoderaba de mí.
Y de un salto, despierto inquieto, que incluso casi me caigo, ya que me quede dormido contemplando la luna. Mientras miraba para todos lados, note que todo seguía en su lugar, la cama a medio hacer, la luz prendida como lo había dejado, vaya, en verdad fue un sueño, hasta que de repente me da por mirar afuera, y claro, ahí estaba, como si fuese invocada, la luna al igual que en el sueño, me miraba y reflejaba toda su luz en mi ventana, y ya esbozando una sonrisa, cerré las cortinas y empecé a ordenas todo el desorden que tenia, hasta que llegaron a hacer las 12 de la noche, y atine a acostar a dormir, ansioso en la espera de saber, que sueño nuevo, voy a vivir, antes de eso busco mi celular y me da por buscar si existía ese mensaje, y si, ahí estaba, decía “Remitente Valentina”, y con cara entre espanto y asombro, solo reaccione e responder, “Niñita, te quiero mucho mucho, quiero lo mejor para ti, muchos besos y descanse”.

Buenas Noches.

Texto agregado el 17-07-2011, y leído por 114 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-07-2011 Increíblemente tierno, me haces sentir la brisa de la noche y le frió cobijado con la caricia de un amor correspondido. ¿Quién no ha vuelto a la vida con un bello mensaje? solo_agua
 
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