Cuando decidí que tenía que escribir un relato de terror, y empecé a elaborar esta historia sobre unos hermanos gemelos, algo empezó a pasar. Algo que me tiene muy inquieta y preocupada. He tardado en decidirme pero ahora voy a contar esta ficción sobre Lucas y Fernando, que, desde el día que nacieron…
“Cuando Lucas y Fernando nacieron, se apoderó de mí una mezcla de alegría y preocupación. Había algo extraño en Fernando, pero no sabía qué era. Era el más fuerte de los dos. Siempre estaba hambriento y nunca lloraba. Y esos ojos. Me daban miedo esos ojos que parecían querer decirme algo. Lucas era más débil. Más pequeño que su hermano, su llanto era un leve gemido. Siempre dormidito y siempre frío.”
No puedo seguir escribiendo. Algo acaba de erizarme el vello y… esperad…oigo un susurro. No sé qué es pero…estoy sola y es como si oyera voces, quejidos…Parecen lamentos. Salgo fuera, pero, aquí no hay nadie. Pero sigo oyendo ese leve murmullo. Cuando vuelvo a la habitación ¡oh, Dios! Tengo todos los folios esparcidos por el suelo. Bueno, quizás me esté dejando influir por el relato, la hora, en fin, continúo.
“Fer me daba escalofríos. Hasta cuando dormía, si me acercaba despacito a mirarle, volvía de pronto su cara hacia mí y me miraba con esos ojos…
-Luc está débil- me dijo el médico.-Debes ponerlos juntos para que el calor de su hermano lo mantenga caliente.
Una noche, me desperté sobresaltada. Miré hacia la cuna y ahí estaban los ojos de Fer fijos en mí. Una ráfaga de aire frío me rozó la cara. Observé con horror que la almohadita estaba encima de la cara de Lucas. Espantada y, con un grito ahogado en mi garganta la aparté y… ahí estaba su carita lívida y esos pobres ojos abiertos, pero ya sin vida. Miré a Fer que parecía contemplar la escena con una media sonrisa malévola, y ni se asustó cuando mi grito taladró aquella noche de espanto. Cogí la almohada otra vez, miré a Fer y….”
Un momento, otra vez esas voces, pero ahora… parece que están rezando. Tengo que dejar de escribir, salir y convencerme de que no es nada. Salgo de la habitación, camino despacio. Al menos tendría que haber encendido una lámpara. Sólo tengo la luz del monitor y entra un poco de claridad por el cristal de la puerta al final del pasillo; pero, veo una sombra fuera…no…son varias las que se acercan. Siguen avanzando…están ahí, justo detrás del cristal. Tengo la boca seca y el miedo me paraliza todo el cuerpo. Pero las sombras no se detienen, avanzan, avanzan y…han traspasado la puerta. Están dentro. Son figuras neblinosas, grises, que se mueven como si flotasen dejando a su paso un olor acre. Doy un paso hacia atrás y… mi pierna roza algo frío. Me vuelvo despacio…. Es un féretro. Un féretro blanco, pequeñito. Las sombras lo rodean y… Me falta el aire, algo me presiona el pecho y no puedo respirar. Todo se vuelve negro.
Alguien me está limpiando la frente y la cara empapadas en sudor. Abro los ojos y una luz en el techo me deslumbra.
-Han nacido sus gemelos, pero, lo siento… sólo vive uno…
” Vuelvo la cara, y , allí en una cunita… esos ojos….
Isabel Batista Reymonde
Publicado por Canal Sur Radio para “concurso relatos de terror
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