Tengo 10 minutos y medio para contarte la historia. Así que presta mucha atención

Se trata de Diego, el chico que aparentemente es hijo de una medusa moderna. Aunque con cola de serpiente tiene el torso pálido y lampiño. Inclusive carece de cejas y o algún tipo de cabello en su cabeza. Su blanca y limpia cabeza resulta a su parecer muy hermosa. Así que aunque suene imposible, el muchacho es un adonis.

Sabe también que su enorme cola le quita cualquier posibilidad de relacionarse en su escuela. Es un fenómeno, cierto, pero ¿Quién no lo es en la actualidad?

Para burla de toda posibilidad ha cautivado la atención de una especie de sirena moderna. ¡No! No posee cola, no seas ridículo. Ella más bien es una joven muy bella que se encuentra en la escuadra de nado. Así puede permanecer casi todo el d{ia en el agua, sin embargo nunca ha ganado nada. ¿Qué le ha visto? No tengo idea.

Pero cada vez que se arrastra por los pasillos la chica lo mira con tal exaltación que da la impresión de ver un majestuoso ejemplar.

El sigue encerrado en sí mismo, pero reconoce que la mirada de Laura le produce cierta variación emocional, si acaso tuviese alguna. Odio tener que decirlo, pero no demuestra mucho interés.

Es el día que en conclusión nadie veía venir. La joven tan tímida como siempre fue, decidió invitarlo a salir. El con cierta consternación levanto el rostro buscando palabras para responder, más no encontró ninguna. Fueron ya muchos minutos en silencio con la mirada entusiasta de ella sobre el encorvado y frío cuerpo del muchacho -No. Se dejó oír finalmente.

Ella se quedó parada con la sonrisa casi desvanecida. - Pues no. Se dijo a sí misma y se alejó de ahí.

Por alguna absurda coincidencia ese mismo sábado se volvieron a encontrar. El chico había encontrado un enorme charco en el cual poderse contemplar a la luz de la luna. Y ella atraía magnéticamente por el agua, que fue a parar ahí mismo. Chocaron sus miradas. Fue un instante tan largo, casi eterno. Y pasó, se dieron un abrazo. Por primera vez sintió la calidez de un ser humano y ella sintió la frialdad de su piel.

No te imagines que fue el inicio de algo romántico. No te dejes engañar por las apariencias ¡Que no lo fue! Era una retorcida hermandad. Una forma de complicidad entre sus locuras. El siguió enamorado de sí mismo admirando por horas su rostro en el espejo. Y ella continuó su obsesión con el agua. La diferencia radicaba que ahora tenían la aprobación de otro ser.

Me tengo que ir, te veo luego.