La mansión tal y como se la conoce en el presente, fué edificada sobre los terrenos que la familia Mclaud tenía ya desde tiempos inmemoriales.
Unos terrenos que vieron nacer antes que a ésta un castillo medieval, una de las mayores fortalezas construidas en el norte de Inglaterra.
Dicho castillo intentó ser invadido por numerosos clanes en esa época.
Pero aquella fortaleza resistió los numerosos ataques a los cuales fué sometida.
Entre sus gruesos y bien construidos muros hubo muerte, dolor y sangre casi a diario.
De uno de esos clanes que quedó marcado en esa historia medieval pertenecía Alia, desde muy pequeña, Alia del clan de los Dewston fué recogida por Alfred Mclaud, el último descendiente de la familia Mclaud en verdad, quíén cuidó de ella durante toda su infancia y posterior juventud, hasta que Alia se independizó.
Alfred la dió su apellido y mantuvo como segundo el del clan original de Alia.
No es muy de extrañar entonces que Alia Mclaud Dewston fuera siempre a las fiestas que en la mansión se daban, pues la conocía perfectamente, ya que vivió en dicha mansión durante muchos años de su vida.

Pero ¿ Por qué una mansión en vez del castillo que bien cuidado hubiera valido de hogar a los Mclaud actualmente ?. Todo tiene una explicación en esta vida, ¿ verdad ?.

El castillo encerraba entre sus muros muchas almas que habían muerto en las batallas medievales, el dolor y la sangre que salpicaron sus paredes hicieron que se fueran abriendo brechas en las mismas, unas brechas que suplicaban amor y pasión, tratando de olvidar el horror allí vivido.
El abuelo de Alfred tuvo varios sueños de origen sobrenatural, en esos sueños se le ordenaba destruir la fortaleza y levantar una nueva vivienda sobre los mismos terrenos.
Fué tal la fuerza de esos sueños, la constancia en los mismos en destruir aquél maldito castillo que tenía tantas vidas atrapadas, que Sigfredo Mclaud que era el nombre del abuelo de Alfred ordenó que se echaran abajo sus muros y se construyera la actual mansión, a la cual llamó Tenoha en honor a su esposa.
Ni que decir tiene que a partir de ese momento, la mansión se convirtió en uno de los lugares favoritos de citas y fiestas de la alta sociedad británica.
No pasaba ni una sola noche en la que entre sus muros y ese magnífico jardin que la bordeaba surgieran historias de amor y pasión dificiles de olvidar.
Aquellos que hicieron que el abuelo de Alfred la construyera empujaban a los habitantes de ésta y a sus invitados a tales historias, como si de una dulce cruzada se tratara en busca del corazón más osado de todos.

Esta es de una manera esquemática la historia de esta casa llena de amores, fiestas y desenlaces sociales, una mansión que casi siempre tenía cabida en las páginas de sociedad de los periódicos y medios de comunicación del pais.

Pero hay algo más en ese halo sobrenatunal que envolvió y que continúa envolviendo de alguna manera hoy en día la vida del clan Mclaud.

El espejo de Alia.

En la historia anterior se hablaba de un espejo embrujado que Alia tenía en su coqueta y al que consultaba sobre quién sería su amor en verdad cada noche que salía a alguna fiesta de sociedad.
Ese espejo fué adquirido por Alfred Mclaud en una disputa de propiedades a un hombre muy rico de otro pais vecino.
Se decía que aquél hombre tuvo relaciones comerciales con lugares exóticos lejanos y que algunos objetos que poseía en su colección estaban malditos ó embrujados.
El caso es que el espejo fué regalado a Alia por su padrino Alfred en uno de sus cumpleaños y sin saber que en verdad estaba embrujado, Alia lo puso como luna en su coqueta, dándose poco a poco cuenta del poder que el mismo en sí tenía.

Esa es la historia de un increible espejo procedente de esas tierras donde la magia y lo sobrenatural tienen una cabida especial.

De momento el espejo "duerme" porque Alia encontró el amor de su vida, pero si en otro momento lo necesitase, el espejo "despertará para quién es su dueña volviendo a marcar el camino que ha de tomar en el amor".

Escrito por Carlos Them.

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