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On the water

Aves de noche...,
que en el asiento de atrás de un coche
te preguntaban si las querías...!
(Joaquín Sabina)



Luego de dar tres pasos bestiales, ruidosos, sobre el pasto que cubre la costa en una corta carrera salió impulsado con los brazos hacia delante y la cabeza escondida entre los hombros, apoyando el mentón contra el pecho, así se mantuvo un instante en el aire antes de penetrar en el agua del río. Produjo un estallido similar al que haría un elefante marino.
La marea sin dar señales comenzaba la bajante.
Duró unas cuantas brazadas sumergido para luego asomar la cabeza en la superficie ahí resopló e instintivamente se acomodo con las manos el pelo hacia atrás y refregó los dedos en sus ojos.
Miro hacia la orilla sin ver, el nivel de la corriente le llegaba un poquito por debajo de los hombros.
Con el secreto que dan las profundidades introdujo una mano bajo la malla y mientras se frotaba enérgicamente entre las nalgas le apunto los ojos como hacen los grandes felinos hacia una presa a una rubia portadora de una diminuta bikini blanca.
Comprobó la eficacia de la maniobra de limpieza, abrió las piernas para sostenerse mejor y gozó de la fresca sensación del agua acariciándole el cuerpo.
La corriente lo movía hacia donde ella viajaba.


- Las mujeres no buscan amor - Se dijo.

- Buscan cuota alimentaria.

Una imperceptible sonrisa se le dibujo en los labios para rematar el toilette mental que le exigía la tarde.

La rubia sola, en una reposera, un poco aislada del resto del gentío que poblaba el balneario se cubría la piel del hombro con algo que sacaba de un recipiente y colocaba en la palma de su mano, luego lo frotaba suavemente desparramándolo hasta completar el brazo y darle por fin una miradita al tiempo que contraía el bíceps.
Lucia músculos marcados.
Tras ejecutar la encremada acomoda el toallón en el asiento y se frota el nacimiento del corpiño con la punta de los dedos mientras mira hacia resto de los que toman sol.
Finaliza cuando guarda el recipiente amarillo en el bolso, cerrándole la tapa. Deliciosa.

- ¿Divisás, la señora de bañador negro? - Le murmuró el Ronco.

- La que esta sentada a la sombra del sauce - Ahora, apuntando muy discretamente en dirección a ella con la nariz.

A él también el agua le llegaba casi hasta los hombros, de la punta de nariz le caía una gotita.

- ¿Le puedo distraer con una nimiedad a sus jerarquizados pensamientos, profesor? - Continuó, jocoso.

- Off course, licenciado, ¿de que se trata?

El agua estaba bárbara, ni se les cruzaba por la cabeza salir nuevamente al gentío. El rumor del río corriendo cubría el perorar relajado, el sol rajaba la tierra, textualmente.

- Soy conocedor de su avidez a ciertas historias y a documentarlas en el papel, con muy buen tino - Zalamereó.

- ¿Puedo comentarle una, humildemente? - Agregó interrogando.

- ¡Solo folletines!, pero igualmente, soy todo oídos - Menospreció el autor, mientras metía la cabeza bajo el agua para hacerse una peinadita.

-¡ Dale, contá! - Dijo al emerger.



Antes de atacar con el pormenor, el anoticiado ya mantenía una facie socarrona, magnificada por la ridiculez del peinado que le confeccionara el agua al cubrirlo.
Quien no lo conociera argumentaría, ligeramente bufón.

- Se que a usted las narraciones le agradan detalladamente escuetas, pero bien cocinadas, con tiempo suficiente, como una salsa, ... a fuego lento.

- Como me agrada el sobreentendimiento - Alegó el receptor de reseñas.

- Es tan parecido al silencio.

El ronquito parpadeaba divertido patrullando con la mirada el hembraje de la costa.
La mayoría hablaba y tomaba mates.

- ¿Vio el ballenato que le indique?

- ¿La que está a la sombrita?,¿ malla negra ? Asintió el escucha, diciendo que sí con la cabeza. Los movimientos eran imperceptibles.

- Fui fortuitamente poseedor de la existencia de una historia, va… de un enredo que la involucra - Ilusionó, quien ahora pasaba a ser el relator.

- ¿Amoroso? Suspicaz por el aspecto de la actriz protagónica. Desmereciendo.

-¡ Ahá! Afirmó.

- Ya hay suspenso - Dijo el escriba. Haciendo un ademán de que continúe con una mano que sacó del misterio subacuático.

El sonido ambiente es el griterío, los pibes jugando a salpicarse, el alarido cuidador de las madrazas.
Ausencia de viento.
Un guardavidas parlando a una morocha que entre risas le aproxima una infusión popular verdolaga, embombillada. Dos pendejas con tanguitas se arrojan una pelota enorme, profiriendo aullidos calentogenos.
La gorda en el formidable trabajo de no hacer nada, movía los ojos, chusmeando.
La tarde va, materializando el verano.

- Que se entienda bien - Gimoteo, defensivamente el Ronco.

- Es una versión no certificada - Tosió ficticiamente. - ¡Pero creíble!

- ¡Bueno dale...!, ya gozas de la principal función de mi mente - Apuró el escriba.

- La atención, ¿o no? -Le mantuvo la mirada, agregándole una imperceptible sorna.

- Como comprobará, solo con la inspección, a la distancia que nos encontramos, la apuntada - Y miraba hacia ella. - Es poseedora de un considerable acumulo de tejido adiposo, en cualquier lugar de su anatomía que le enfoquemos - Ratificaba.

- ...?

- Bueno, hace cuatro largos años, no era así - Disuadía terminante.

- ...?


- A esa época la separan, y fijese el detalle, nada menos que treinta y cuatro kilogramos, ¿y de que, me preguntará usted con probidad?

Artero el ronquito, creaba suspenso y jugaba con el agua.

- ¡De grasa! Agregó cáustico, como la sangre de un Alien.

- ¡Que lo parió! Mendietió, cuestionando así el fabulista en busca de más crónica.

Frenéticamente dos palistas en coloridos kayacs se empecinaban a contrariar la dirección del caudal del río. Salpican rítmicamente cuando enérgico se clava el remo en el espejo de agua. A un lado y al otro.
Cortan el reflejo del cielo con la proa puntiaguda.

- Hace algunos años, cinco o seis más o menos, en una condición civil distinta a la actual, se reencuentra fortuitamente con un señor algo menor que ella.

- ¡Mmmjó! Y que sí con la cabeza, obligando a la continuación.

- Parece que tenían un antecedente de contacto, durante la adolescencia, acá en la misma ciudad, donde ella, ante la requisitoria amorosa de él... lo dejó duro, no le dio ni bola.

- ¡Lo sigo, atentamente!

- Por eso lo de un reencuentro - Haciendo un circulo en el aire con el dedo índice.

Que sí con la cabeza.

- Ahora ella estaba casada, con familia y... buen rango social -Toquecito con la punta de los dedos en los brazos cruzados, afirmando. - Que por supuesto lo había tenido toda la vida, siempre tuvo un buen pasar, pero...- Ratito de suspenso.

- Preludian tiempos de cambios hormonales, ansiedades que fustigan algunas conductas, irritabilidad,¡ como un prurito cerebral! Acercándose.

- ¿Me interpreta, no?

- Pequeñas crisis…

-¡ O ka!, crisis, tribulación, ¡eso!, la magnitud se ve en los desenlaces - Concluía el ronquito con un academicismo.

- A veces no son tan pequeñas - Burlón el prosista carpeteaba a la rubia.
Sabedor.

El sol la estaba fundiendo, la mina supinaba los brazos para quemarse igual de ambos lados. Ojos cerrados hacia el cenit brillaba como una estatua por el sudor y la cremita protectora.



- Bueno, aparentemente el aquelarre del balero le fue ganando a la cordura establecida y apareció el traspié afectivo, la encrucijada, y…

- ¿Y que?

- Los recursos de depuración fallaron, y ¡ comenzó el adulterio!

- Volaron los suntuosos espejismos culturales, que lo parió, no hay como las hormonas para hacer cagadas,¿ no?... esperá un cachito, ya la seguimos - Y se sumerge dando un salto para aparecer varios metros río abajo entre un hervor de burbujitas, vuelve braceando sin prisa.

- ¿Que temita repetido, no? Reinicia.

- ¿Si es de su beneplácito puedo continuar, profesor?

- Tiene mi venia licenciado, continúe, se lo ruego - Apura el literato goteando, divertido.

- El love story en su inicio fue de esos de película romántica, con música y todo, calentura impresionante de ambos lados, ¡se cogían hasta arriba del techo!

Ahora si, el ronquito se queda espectando hacia la costa casi hasta con babeo y relajación de esfínteres. Petrificado.
Para resumir, pregonó.

- ¿No se si usted la divisa?, pero, como puede estar tan buena esa criatura ¡ por dios!, es un atentado, ¡que ortito!

Y era así, la guachita estaba para morirse sin vueltas. Pero continuó con su designio indagador.

- ¿A esta altura del relato, el sefardí, que me hubiera preguntado?

- ¿Quien dejó a quien? A coro. Y se rieron con ganas, a los gritos.

El licenciado le pone tanta pasión al relato, tanto conocimiento retórico, tanto gesto elocuente. Que lo ennoblece, lo hace figurar.
Desde este momento ya existe.
La gente continuaba llegando al río, ya no quedaba espacio para meter una reposera más sobre el pastito.
En el agua el cardumen humano, retozaba gratis.

- Le doy algunas referencias del ejemplar equis equis, en cuestión.

- ...

- No un langa, pero si un bien parecido, como dicen los mejicanos de las películas, bastante caminado, ... con asfalto, pero conservado y mucho chamuyo, ¿tá? – Guiña ahora el ojito saltón.

-...

- Eso sí, un sibarita, aficionado a los placeres de todo tipo, sobre todo a la ingesta de jerarquía, tanto para la comida, como para las bebidas - Se entusiasmó. - Un buscador constante de la calidad y gourmet calificado...

- Me figuro, aventurándome en su biografía con atributos muy especiales en el sentido del gusto, ... only, tomador de varietales de Maipú y Lujan de Cuyo...

- Eso, una sensibilidad sápida especial, solo bodegas boutique...

La pendeja seguía volviéndonos locos con la tanguita. A su alrededor se iba formando una hinchada de babeantes, de todas las edades.

- Bueno, en el romance preludió la afición culinaria, la nutrición con categoría superlativa, la cocina era el centro neurálgico del nidito de amor y a la dama en referencia, esto le pegó en sus debilidades, entre ceja y ceja - Dramatizando un poquito acá.

- ¡Y, comenzó la bacanal!, pero, para ella...- Bisbiseo divertido.

- ¡Un camino sin vuelta!

- Casi, el titulo de la novela de su vida, ¿no? Remató el escorado hacia las letras.

- Veo profesor, que le viene agarrando el derrotero a la epopeya...

- ...

- No esperaba menos de usted, créalo...- Afirmaba. - Pero espere un poquito, acá no termina la cosa.

- Bueno, siguieron los años del bienestar, el laboratorio gastronómico que instalaron en su residencia, daba que hablar a los invitados, alabando las virtudes, solo loas y encomio para la calidad y la abundancia del morfi...

-...

- Y la señora, aumentando talles y cambiando las prendas ceñidas que muestran la elegancia de las curvas, por las vestimentas holgadas, sueltitas, por ejemplo las túnicas...

- ¡Y los colores oscuros!

- Exactamente, particularmente se apega a el color negro y como se podrá imaginar, profesor, los treinta y cuatro kilogramos se suman en un tiempo que pasa muy rápido...

- ¿y ?

- ¿Y?, ¿que se imagina usted...?, eh, el langa le colgó la galleta, así, de una,¡ no la dejó ni pedir barrera!

- Bueh..., ¿comenzaron a llevarse mal ?, crisis, y la relación tomar el camino del ojete.

- No profesor, sin escaramuzas previas le dijo: nunca pensé que te ibas a poner así y la colgó por ... gorda ¡ y punto!, por que no se banca las gordas...

El cuentista se tiró hacia atrás gozando el agua del río con una sonrisa exagerada.
El ronquito sonreía con los ojos.

- ¿Que tal?, otro master, cuanto hay para aprender todos los días, ¿no?

- Es el momento de unos mates…- Dijeron casi a dúo.

Y salieron del agua, disimulando la panza y evitando resbalar sobre el pastito mojado.

(2003)

Texto agregado el 18-07-2004, y leído por 444 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
19-04-2005 Magnífico chapuzón... Me gusta especialmente tu manera de retratar la cotidianidad. Felicidades y mis 5*. jau
12-03-2005 ¡La puta che! Este galo tenía razón y ahora está muy pero muy claro por que le agrada la escritura de CalideJacobacci. Me ganó mucho su obra. Y por ahí se me da por creer que en el título en Ingles, el fraseo de Sabina y el relato que sobreviene existe un hilo de ironía, un cinismo que acompaña a los dos tipos que ocultan la panza. Mas allá de esto, se percibe no con demasiado esfuerzo que ostenta un estilo personal, muy interesante, y como ya le he leído otras obras, que logra transmigrarse con resultados igualmente bellos. Los diálogos son delirantemente infartantes, alejándose de cualquier estereotipo que mi edad reconozca, marcando suavemente ápices distintivos entre nuestro- debería decir suyo- licenciado y el honorable profesor. Nada... ¡me encantó y le dejo un saludo! Abin_sur
18-02-2005 Muy bueno. Captar "ése" ... momento, el momento de emergencia de un texto, captando la psicología de los personajes. El lenguaje no puede sino adecuarse a esa situación que el presunto autor desea plasmar. Me gusta esa vanguardista preocupación por la forma: registrar con las palabras y además con su distribución amplía el alcance del mensaje. Dice islero:"conoces la condición humana"; aquí parecería que surge de la propia conciencia y de la autoobservación, que luego se expande hacia lo externo y nos alcanza a todos. Felicitaciones, y mis estrellas. saraeliana
04-09-2004 Hace tiempo que leí el texto...no sé cuánto. AY amigo, que calas hondo en la vida y conoces la condición humano. De los sencillo y simple, con imágenes que son relámpagos, descubres lo que hay detrás ...que lejos de ser sencillo y simple. Aprendo siempre de Vos, amigazo. Mis islas y algunos dorados a la parrilla te esperan. Máximo. Ya cumpliré con mi deuda. No la olvido. Pero espero que paSE UN POCO LA TORMENTA. mÁXIMO islero
13-08-2004 me parece ser testigo oculto de este relato.....no me gusto...besitos periquetas
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