¡POR TU HIJA, ALBERTO!
El corazón se llena de amargura…
Ante su muerte, siente desconsuelo
Alberto y toda humana criatura,
Pues tu alma, Noemí, voló hacia el cielo.
La Parca, de cruel guadaña oscura,
Negro crespón y negro terciopelo,
Tu faz cubrió, tu faz tan blanca y pura,
Truncando, en juventud, tu limpio anhelo.
Que te cante aquel ángel de la gloria,
Pues tu progenitor, hoy tiene muda
La garganta, para cualquier historia…
Que enmudezcan los versos de Neruda,
Que sólo el llanto quede en la memoria
Y oscurezca la mente más sesuda.
¡Mira si es triste el darte despedida…
Con sólo treinta y seis…y ya eres ida!.
EMILIO CORONA GARCÍA
13 julio 2011
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