Mi madre solía decirme “_no seas tonta, nena, cuídate, que sos joven todavía…”todas las noche antes de salir el mismo repertorio, yo no la escuchaba. Hacia ya tiempo que había decidido obviar sus palabras, digamos que no tenían demasiado sentido para mi si no las pudiese respaldar con un buen ejemplo, en otras palabras, su reputación lo contradecía todo…
Siempre me sentía enojada con la vida, pero más que todo enojada conmigo misma por no tener ese maldito coraje de poder matarme de una vez por todas. Siempre recuerdo un tema muy conocido que dice “vivo inmortal hasta que la vida me demuestre lo contrario”, o algo similar, digamos que el miedo a la muerte es lo que me mantenía en vida, uno no sabe si una vez que me pase voy a sufrir más de lo que sufro ahora o si se va a cumplir ese paraíso del que todos hablan…pero por las dudas yo vivía…o tal vez sobrevivía por ese miedo de morir.
Me daba mucha bronca pensar que si nadie se preocupa por nuestro bien ningún otro iba a hacerlo, en realidad me daban bronca tantas cosas…me sentía llena de preguntas que ni el propio Dios, siendo Creyente, pudiera responder, entonces algo tenía que hacer, no sé que pasaba por mi cabeza en ese momento pero creía que yendo en contra de lo correcto alguien iba a pagar por mi mala vida…
Droga, sexo y alcohol era lo único que disfrutaba. El desinterés de mi familia, el sentimiento de impotencia ante lo desconocido borraron los límites que pudiera haber tenido en algún momento. Todo parecía ser muy monótono, claro!, yo era una presa del presente a ser comida en el futuro…es increíble como un día, unas horas o hasta unos minutos te pueden cambiar la vida para siempre …fíjate que hoy soy una adolescente en tratamiento por consumo de drogas y psicoanalizada por intento de suicido, sí, no sé cómo pero me animé…lástima que todavía no era mi hora y un maldito alguien me salvo…
Pero esto no lo es todo, también quieren que deje otro infeliz como yo en este mundo, no entendieron que si no me importó irme sola menos me va a importar irme acompañada…
Lo siento por el psicólogo que no pudo con mi enfermedad mental, lo siento por los médicos que no lograron controlar mi adicción, lo siento por mis amigos que no pudieron consolarme como lo necesitaba, lo siento por mamá que con todo su poco esfuerzo de sentirse alguien no pudo hacer nunca nada, pero así y todo, más lo sentiría por este bebé si lo dejara en este mundo de porquería, lo siento nuevamente pero él se viene conmigo…a conocer lo desconocido…