Es Lunes… el calor esta a su punto y yo pensando en cosas sin sentido. ¿Te ha pasado alguna vez que un montón de hubieras te inundan la cabeza y giran por todas partes sin llegar a ningún sitio por la necedad misma de pensar en ellos? Alguna vez alguien me dijo que el hubiera es la conjugación del tiempo pasado pendejo y le creo. Pero, ¿Quién no piensa en ello?
Me resisto a creer en la evolución que mi vida dio en este último año. Y es que hace un año precisamente, yo me estaba partiendo la madre con quien fue mi mejor amigo y al otro día me emborrache tanto que no desperté totalmente hasta la una de la mañana de un par de días después, con el departamento hecho un asco y mis cosas rotas sin la menor noción de que es lo que había sucedido. Y nada me preocupaba más que no quedarme sin dinero para seguir pagando mis vicios y listo. Y de pronto, simplemente todo sucedió así… como un clic y ahora me veo con alguien más, en otro lugar y en una vida muy diferente a la de hace un año… ¿Y si hubiera…?
No puedo mentir, extraño mi vida de calavera. Trabajando para vivir el fin de semana y tener lo que yo quería cuando quería. Me encantaba irme a tocar en la noche del viernes sin saber si regresaría solo a mi departamento… de hecho alguna vez me llevé a alguien diferente por los fines de semana de tres meses. Siempre era lindo el ritual de dejar que ellas hicieran todo, la seducción, la propuesta, la cogida… Debo decir que siempre fue incomoda la mañana siguiente, inventar una excusa para salir corriendo de mi propia casa y regresar al verlas largarse para dormir un rato y alistarme para ir otra vez a tocar.
A veces me daba por pensar que quizá les hacía daño, que tal vez esperarían algo más, aunque nunca sucedió. Tal vez ellas también esperaban esa excusa para irse pronto y yo se las regalaba buscando la mía propia. También debo reconocer esa ocasión que quise que se quedara, aunque fuera un rato más. Ella era diferente, sabía que solo era una cogida y no esperaba nada más. Lo disfrutamos tanto que casi hicimos el amor. Y al despertar aún olía bien y sonreía. Se burló de mi cabello y así desnuda, se levantó a darse un baño con la puerta abierta invitándome a entrar con ella… pero no podía darme el lujo de enamorarme, después de todo de eso venía huyendo… ¿Y si hubiera…?
Miro atrás y todavía se me antoja… aunque oportunidades no faltan. Tengo a aquella que me manda mensajitos sucios y que me prometió hacerme lo que nunca me han hecho. También está esa que dice que ya no quiere nada, pero que cada vez que la veo puedo notar como se estremece y el escapar de sus ojos para no pensar en indecencias. O aquella otra que lo reconoce abiertamente y me envía todo tipo de señales y yo soy mas bien el que se hace el escondidizo…
¿Cómo llegue aquí? Todo pasó una noche de Octubre, festejaba mi cumpleaños y decidí que mi regalo era llevármela a ella. Así que todo comenzó con un hola y su sonrisa. Un par de tragos y ya estábamos en ese punto donde cuesta trabajo decir que no a casi todo, ahogados en risas, comiéndonos los labios de un modo insano. Así que se lo dije “quiero llevarte a mi casa hoy” ella me miro con sus ojos profundos y su sonrisa maligna… “por supuesto que quieres, pero no voy a ir. Por lo menos hoy no” y simplemente se alejó de mi y mi calentura barata…
Al otro día me llamó y me preguntó si todavía quería que fuera a mi casa. Así que limpié a prisa y puse todo listo. Esa niña no iba a salirse con la suya… Llegó tarde. Justo cuando el ansia me carcomía y entró. Se sentó en la cama, sonrió y cuando me senté junto a ella y miré sus ojos me sentí nervioso. Al parecer ella también lo estaba, después de todo no es normal ir a visitar al tipo desconocido con el que te estuviste besuqueando anoche. Así que le dejamos todo a las palabras y de repente la tarde se había escapado, sin besos, sin tragos, sin cogida y con la sensación de querer más. Al despedirse, me dio un beso en la orilla de la boca. Muy chiquito para merecer el nombre, pero beso al fin. Y ahí fue el principio del fin.
Las semanas siguientes mi mundo vacío y vicioso se lleno de su luz. Y ella se convirtió en algo que esa noche de Octubre no sospeché ni de lejos… Y ahora estamos casados y esperando a mi primer hijo. Y al mirar atrás me da por pensar… ¿Y si hubiera…?
Es jueves… el calor está bajando y yo aún pienso en cosas sin sentido. Y pienso que si esa noche hubiera mirado a otro lado, quizá nos hubiéramos conocido después o tal vez nunca… Hoy agradezco infinitamente que esa noche ella se fijara en mí y no cambiaría mis días de hoy por los de entonces. Amo a mi nena y ella a mí. Pero ¿Quién no piensa en los hubiera? ¿Quién no extraña largarse con alguien de vez en cuando solo por el placer de hacerlo? Los que probamos esas aguas siempre tenemos sed de ellas... Solo espero que este extrañar se me pase pronto o me entregue a él de una vez por todas… en fin, desahogarme escribiendo nunca me ha hecho ningún mal…
Di: Te lo envío a ti, porque necesito ser leído. Te lo envío a ti porque creo que puedes comprender lo que me pasa y porque somos lo suficientemente cercanos para confesar todo esto y lo suficientemente lejanos para que te de lo mismo saberlo y no…
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