Camino en la noche
vagando entre mis propias quimeras
de fantasía, de realidad,
arrastrado por tu mano en la distancia,
cautivado por la imagen de tu faz,
encerrada en un rincón de mi alma...

Te siento, como espina,
cual prohibida cicuta,
cual duce ponzoña
hecha de pequeños momentos,
de fuego placentero,
de labios carmesí...

Ahí te siento, distante sombra,
inmolada y renacida en tu propia sangre,
en tu propio mundo, ajeno a mí,
ahí te siento, dulce tormento
alojado en el contraluz
de mis pasos...

Y, sin embargo, ahí estas,
justo ahí, iluminada,
tú, mirada profunda,
mirada sombría,
hipnótica, apasionada,
mirada amante, mirada tierna,
tú, solo tú...

Y olvidamos juntos
al universo y a sus dioses,
destruimos el pasado,
olvidamos el futuro,
y nos fundimos juntos
en un viaje sin retorno
por los confines de la comisura de nuestros ojos...

Me esperas entre las sombras,
aguardando que despierte,
a que la ilusión se acabe...
...¿O tal vez la realidad?

Entre el humo del cigarrillo
continúan mis pasos,
la noche sigue el camino
que hago al andar...
Y yo, tentado por la eternidad
de un momento, ya distante,
acompaño mis pisadas sin chistar
y ahí estás, viendo mis ojos...



... viendo mis ojos...




... Solo un momento...





... Solo...



... Solo un minuto...