Duele el silencio que abofetea la cara con el callado viento al abrir la ventana. Pero más duele el viento que se lleva la palabra a un olvidado silencio en el fondo del alma. Duele el beso de la luz del alba que ilumina el rostro cuando la vida se acaba. Pero más duele el rostro cuando el beso le falta porque la nueva alborada después de todo, es nada. Duele un te quiero con la cara trasmutada de un absurdo momento que no sale del alma. Pero más duele el alma si tiempo, viento o silencio oscurecen tu mirada con el olvido. Más duele… Joan © Bosch 09/07/11
Texto agregado el 09-07-2011, y leído por 120 visitantes. (5 votos)