Un día cualquiera, Juan conoce a Andrea...la ve tomando un café en la plazita de quinto, despacio, disfrutando el momento , elevando de vez en cuando los ojos al cielo y luego al diario que sostiene una de sus manos.
Juan siempre va a la misma hora, el mismo dia de la semana y se sienta en la misma mesa, pero nunca había visto una mujer tan hermosa y tan sola. Juan no se equivocaba , Andrea estaba sola, llevaba mucho tiempo así, pero no le incomodaba... o al menos eso era lo que ella pensaba..
Mientras él pensaba en ella camino a casa , Andrea no sabia que hacer de su vida y atravesaba calles sin rumbo, olvidando su dirección por error o con intención, sintiéndose pequeña, vacía y seca.
Ambos llegan finalmente a casa, Juan siempre a la misma hora, preparada y calculada, sin nada que lo inmutara, recoge el correo , le da de comer a su perro, sigue el pasillo, cierra la ventana que da a la calle, enciende la tele y finge verla. Ella está a su lado , sentada en un sofá, pero a la vez lejana, elevando la mirada al techo, llamando al sueño pero sin éxito...
-Cómo estuvo el día?
Bien, hoy estuve en la plazita de quinto, observando a una mujer muy hermosa, pero como siempre sucede, no se percató de mi presencia.
-Tu día?
Normal, estuve en la misma plaza, tomando un café, observando a la gente, intentando leer el diario.
Juan la observa, pero sigue caminando derecho a la habitación, el sueño lo indispone para la charla.
Andrea va caminando, quitándose la ropa de a poquito, al mismo ritmo con el que toma café, despacito, llega a la cama estando casi desnuda, cierra los ojos,, eleva la mirada al techo … imagina el cielo.
7:00am -Juan , qué harás hoy?
-lo mismo de siempre, observarte.
Y tu?
- Fingir que no te observo.
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