AXIOMAS Y ARCANOS, PARA PENSAR 242 palabras
Decrépitas paredes en techumbres abandonadas;
Penden, cuelgan, flotan, caen.
Por donde no hay puerta, entra la causa de los sueños;
No se ve, no se palpa, se siente.
Tiene frente y envés.
¡Lobregosidad aterradora!
Dentro de una odre, porciones somníferas
Para inyectar al mundo cruel.
Soy un padre rico, sin un hijo para amarme
Porque solamente ansío mi opulencia.
En una de las paredes, la que cuelga,
Hay cuatro muertes que cierran
El círculo de la vida.
La primera, con cerebro de estampilla,
Cabeza plana; embebe amores falsos,
Inciertos, regresándolos en fusión.
La segunda, apiñada con los ricos,
Absorbe el calor de los dineros.
La tercera, viste de mentiras
Y engaños, la acompañan
Tiranos mentirosos y poderosos.
La cuarta en fila postrera
Le siguen hileras de arrepentidos.
Llegué al tiempo cuando
No tenía con qué vivir
Y llego al otro que teniendo con qué,
No tengo que vivir.
En la que del viejo techo pende,
Ríen mis amigas
Que sintiendo ya el casorio,
De la vieja iglesia desertaron.
De la que vaga en el espacio del cuarto,
Un río de lágrimas ahoga a los perversos
Arrastrándolos por falsos pensamientos,
Navegando en la barca del pecado
Por socavones en donde falta el viento.
En la última que cae del derruido techo,
Los malos amenazan acotando
El viejo refrán que inventó Juan de la Encina:
Si haces bien. Mira; ¡A quién!
¡Qué desventura!
Reinaldo Barrientos G.
Rebaguz
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