José acostumbraba salir todos los días a dar un paseo en bicicleta rodeando el parque cercano a su casa. Al parecer el día iba normal, cuando el cielo comenzó a tornarse gris y en la ciudad se comenzó a sentir un leve aire de tormenta, José no le dio importancia a lo mal del clima y siguió. Estaba a punto de completar la décima vuelta, cuando lo sorprendió la lluvia, pero esto lo tuvo sin cuidado, la gente había ya abandonado el lugar y el parque estaba desierto. José mojado ya por completo, ahora se encontraba en el suelo. Inconsciente con al bicicleta a su lado. Cuando abrió los ojos más de uno se sorprendió que siguiera con vida.
- que me ha pasado- pregunto tratando de incorporarse.
- Lo ha alcanzado un rayo- contesto una mujer.
Y todavía para sorpresa de todos. José se paro, se limpio la cara con las manos y se sacudió el pantalón deportivo. “gracias” dijo dirigiéndose a todos, monto en su bicicleta, y se fue calle abajo. José sintió cierto estupor mientras se dirigía a su casa, todavía llovía un par de manzanas lo separaban de ella cuando de pronto un golpe lo bajo de la bicicleta y lo azoto contra el pavimento. Otro rayo lo había alcanzado, pero a diferencia del primero, nadie lo había socorrido, como pudo se alejo del pavimento, quiso subirse a la bicicleta, pero las piernas le temblaban. Así que llego a su casa a pie.
Contó a su mujer lo sucedido aquella mañana, ella insistió en que deberían ir al medico el se opuso, y dijo que estaba bien. Todo el día transcurrió en paz, con toda normalidad.
Ya en la noche a la hora de acostarse, mas repuesto del episodio matutino. Se fue a su estudio saco de un cajón su diario, respiro profundo y escribió.
Querido diario:
Yo de nuevo.
Hoy fue mi día de suerte.
inspirado en un hecho real.
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