tenía ganas de casarme a pesar de tener cerca de sesenta años... revisé mi memoria y todas las mujeres que habían pasado por mi vida estaban casadas o llena de hijos y problemas... cogí el teléfono y marqué un número cualquiera... contestó un hombre: ¿sí, con quién desea hablar?... no tenía la palabra en la boca y dije lo que salía de las entrañas: amigo, necesito mujer, hermosa, casera, con amplias caderas, cabellos largos y voz de azafata, gentil y que me amé... hubo silencio de la otra parte del teléfono pero al cabo de unos instantes dijo: ... bueno, puede creer que yo deseo lo mismo, a pesar de estar casado con una mujer hermosa, madre de tres niños, trabajadora, leal, bella en su tiempo, pero, a medida que ha pasado el tiempo siento que ha dejado de amarme y yo a ella, por lo tanto estamos juntos por inercia, así como el día y la noche nos separa la luz de la tranquilidad... le agradezco por su extraña llamada y desearía ser su amigo... colgué pues no deseaba otra cosa más que una mujer... vi mi cama desordenada, mis libros por todos lados, mi guitarra, discos, cuadros, ropa en su lugar y supe que algo no estaba en su lugar.... era yo quien no estaba en su lugar, así que decidí buscar mi espacio...
ya eran pasado la media noche cuando salí de mi solitaria casa en busca de mi mismo... tras mi espalda tenía una bolsa con un poco de ropa, papeles y dinero... miré la vereda y me dije: camina derecho hasta el final de tu vida... las luces de los postes parecían anunciar mi entrada al palacio de mi propia identidad... caminé desde aquel día sin parar hasta que el cuerpo me pidiera descanso... abría mi bolso, sacaba mi bolsa de dormir y ya en el piso, dormía y en todos mis sueños buscaba y me buscaba... no recuerdo cómo fue pero en una de las tantas noches, en uno de los tantos sueños la luz de la luna se abrió para mí, preguntándome: ¿qué buscas?... tres cosas, tres cosas, tres cosas o al menos encontrar una de ellas... ¿qué?, respondió la luna... mujer... la luna dejó de hablar y una nube negra la ocultó por mucho tiempo... mi alma esperaba su luz pero aquella oscuridad continuaba en su labor... ¿qué esperas?... su mirada negra e incierta oculto mi claridad y dije: no lo sé... la oscuridad abrió las puertas del misterio y me habló de la nada, de lo incierto, de la mujer, de los hijos, del mundo y de mas coas que no puedo recordar... ¿satisfecho?, terminó preguntando... ¿quién eres?, pregunté... silencio. silencio. silencio... no lo sé, respondió para luego irse dejándome con la luz y mis sueños extraños... el día empezaba a desocupar todas mis ambivalencias y la gente salía de sus casas y mi cuerpo empezó a enderezarse hasta coger mi bolso y continuar mi destino que cada día se hacía mas largo... llegó un momento en que me di cuenta que estaba perdido, tanto que no sabía el porqué caminaba sin parar... de pronto una mujer hermosa se me acercó y con sus manos le cogió la cara... te estuve buscando, me dijo... no la recordaba y de temor me alejé de ella... no dejé de andar hasta alejarme de su presencia... caminé hasta el día de hoy en que cuando miro por mi derecha y mi izquierda, al costado y al otro lado y no veo nada más que paisajes llenas de arena y arena... me he sentado y miro mis manos.... están añejas u arrugadas, parece que ha pasado el tiempo y aún estoy perdido... me he echado en la arena y he cerrado los ojos y recuerdo tantas cosas y dentro de todos aquellos recuerdos florece una persona de rostro juvenil que me dice que descanse... le hago caso y siento que he encontrado mis destino, mi final, mi familia, mi amor, mi lugar... veo y no veo, amo y no amo, respiro y no respiro... estoy en mi lugar, solo con una soledad llena de una melodía amable y dulce que me lleva a mi hogar... espero no volver a despertar...
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