Llegué a la playa.
Frente a mí la inmensa masa de agua se quejaba
el oleaje bordaba de blanco el filigrana de la espuma.
Chicos jugaban levantando arena de oro pálido que la luz transformaba en lentejuelas
agitándolas con movimientos de pandereta.
Busqué el lugar donde mi madre me llevaba de pequeña
me senté con las piernas encogidas abrazando las rodillas en el pecho.
Así miré ese mar infinito...
Ese mar inconmensurable bullente y movedizo.
Sentada
quieta
ovillada
armé rostros queridos y lejanos
resucité palabras
encontré culpas, alegrías y fantasmas.
Todos los mares parecían resonar en mi mente
con ese sonido de caracolas colgando en mis oídos.
Ella con su rostro sonriente
estaba en todas partes contestando mis preguntas.
En ese tiempo el mundo era tibio
seguro
como nido de manos en forma de cuenco
para dar el agua mansa de la ternura
de la compañía.
Así me pintó el mundo mi madre.
Comenzó a oscurecer y al levantarme vi como la arena tenía la forma de mi cuerpo
estará así hasta que la mano azul del mar la empareje.
Borrándome.
Victoria
http://youtu.be/zUOAZDVHi8I
Texto agregado el 06-07-2011, y leído por 1039
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Lectores Opinan
01-12-2023
es muy triste, muy profundo, refleja ese tiempo lejano de las certezas que un día se va y nos deja desamparados y solos cafeina
21-12-2020
hermoso y melancólico instante frente al mar
un placer leerte Lunaroja