El frío parte la cara últimamente estos días por la mañana. Desearía poder disfrutar tu compañía matutina tratando de dar calidez a esas horas tempranas llenas de sueño y flojera. Despierto aún creyendo que podré encontrarte a mi lado... y eso... eso da más frío aún. Cuando levantas las sábanas y te sientas en el borde de la cama, refriegas tus ojos y bostezas por última vez antes de entrar al baño nuevamente creyendo que te vi detrás mío en el reflejo del espejo. Tiritas y el escalofrío te hace prender el agua caliente mientras te desnudas para lavarte. La rutina es algo helado también, romperla debería ser algo necesario para entrar en calor. Ojalá pudiera romper mi rutina contigo. Felizmente existe una hora llamada desayuno, donde acompaño mi frío con café o leche la mayoría de las veces. Estoy en pie frente a la puerta de mi casa y miro hacia el cielo buscando las mismas respuestas a las preguntas que me he hecho durante años...







Hace falta algo más que el sol para romper el frío del invierno. Sin embargo, prefiero el frío... porque me hace pensar más en ti y en tu presencia.