Crónicas 1

Goteaba como un vaso derramado mientras yo miraba absorta, despojada de todo sentimiento el cuerpo inerte que desplomado se mostraba indefenso.
Yo nunca había sido violenta, apenas si podía mantener una discusión sin tener que alejarme para evitar conflictos, pero ese día explotó de mis entrañas todo el odio y la impotencia (o potencia) de mi furia contenida.
No tuve que hacer mucho, tan solo mantenerme firme y espectante para que el infeliz entrara por la puerta, morderme los labios y fingir una sonrisa de complacencia. Servirle la comida y escucharlo simulando mi asco mientras contaba cuan maravilloso pero a la vez agotador que había sido su día.
Preguntó por Casandra y le dije que había ido a dormir en casa de su amiga, ¨se extraña¨ dijo y terminando de comer se dió un baño mientras yo lavaba los platos.
Se acostó y me preguntó cuando iría a acurrucarme con él pues tenía frío y siempre decía que sólo mi cuerpo lograba hacerlo entrar en calor, aunque solo sea estando acurrucados, ¨enseguida voy¨ contesté.
No pasó mucho tiempo pero él ya se había dormido cuando me dirigí a la habitación de mi pequeña Casandra, no pude evitar la opresión en el pecho que sentí, el dolor de saberla tan pequeña.
Tomé un cuchillo de la cocina y sin pensar en nada más fuí hasta mi cuarto y cuando llegué al borde de la cama lo miré con asco, con repugnancia. Parece que me escuchó venir y somnoliento llegó a abrir los ojos al momento en que clavaba el cuchillo en su pecho, me miró como si no comprendiera.
- Ésto es por Casandra, mi única hija que apenas tiene 5 años a la que violaste sin importarte nada, Ahora está a salvo.-dije y me entregué a la policía.
Casandra hoy vive con mis padres. No me arrepiento de nada más que de no poder estar junto a ella, pero tenía que protegerla de ese hombre que pensé que me amaba y por eso me había aceptado con mi niña, pero sólo quería tener a alguien para satisfacer sus deseos más enfermos. Lo mataría mil veces si eso hiciera que mi hija no recordara lo que le pasó, pero eso es imposible.
Lo maté dando la espalda a todo lo que creía matando así parte de mí misma.

Lo maté y volvería a hacerlo. para verlo revolvarse empapado en su sangre, sufriendo y muriendo como un animal.